LA HABANA, Cuba.- Para nadie es secreto que el fútbol cubano vive un dilatado estancamiento. Aparecen jugadores que emigran y consiguen firmar en clubes extranjeros, pero los resultados a nivel de selección continúan siendo lamentables. Vergonzosos, incluso.
A la hora de tirar de orgullo, los seguidores de la escuadra nacional se ven forzados a apelar a la memoria. Evocar, por ejemplo, aquella participación (fortuita por demás) en el Mundial de 1938, o las asistencias a las Olimpiadas de 1976 y 1980. Poco más pueden decir.
De ahí que, repito, la bandera se centra en el plano individual. El fanático esgrime que Onel Hernández jugó en la Premier League, que Osvaldo Alonso es historia pura en la MLS, que Marcel Hernández revienta la liga en Costa Rica…
En ausencia del bosque se habla de los árboles. Así, por separado. Porque no existe equipo, pero sí buenas figuras. Y una de ellas es Aricheell Hernández Mora, quien hasta hace muy poco llevó el ‘10’, fue titular y capitán de la tricolor absoluta.
Oriundo de la localidad cubana que más fútbol respira, la villaclareña Zulueta, Hernández es un mediocampista ofensivo (ocasionalmente ha cumplido con el rol de pivote) que inició su carrera en la tropa de su provincia natal y después ha vivido exitosas experiencias en Panamá, República Dominicana y Guatemala.
Sus virtudes, cuentan desde el inside, van más allá de lo que aporta sobre el pasto. En su caso se trata de un elemento agrupador, con voz de mando y suficiente sentido común para que los compañeros le depositen su confianza. Justamente por eso sonó tanto su renuncia a continuar vistiendo los colores del plantel.
“Después de once años de trabajo, dedicación, amor y sacrificio, hoy me despido de la selección”, escribió en su Instagram. “Es un momento triste pero a la vez siento que es necesario”.
Luego aclaró a sus compañeros de equipo: “mi vínculo con ustedes se mantiene intacto”, y remató admitiendo que “quería estar en la selección hasta el 2027, pero las cosas cambiaron”.
—¿A qué se debió tu decisión?
—Mi salida de la selección fue producto de decisiones que no comparto con la federación nacional. Entiendo que a cada competencia se debe ir con los mejores jugadores de ese momento, y me parece que el trato y respeto que se da a la selección no es el apropiado. ¡En el equipo Cuba ni siquiera se puede intercambiar camisetas! Son una serie de cosas que lo van agotando a uno.
—¿Cómo encajaste la sustitución del técnico Pablo Elier Sánchez en la selección nacional?
—Soy de la opinión que no era la manera ni el momento. Los dirigentes del fútbol cubano se molestan cuando les exigen cosas positivas y mejores convocatorias. No juzgo al entrenador que designaron, solo creo que no fue la manera adecuada ni el momento oportuno para sacar a Pablo Elier. Eso funcionó como un plus para darme cuenta de lo que pretenden hacer con el fútbol nuestro.
—Tras tu salida, algunos opinaron públicamente que ya habías visto pasar tu mejor momento y era correcto que te apartaras para darle espacio a los jóvenes…
—Respeto las opiniones de todos los fans y seguidores de nuestra Sele; creo