HARRISONBURG, Estados Unidos. – Hace una década, quizás algo más acá, recibí una llamada telefónica de Alaín Santana López, cuyo nombre literario es Milho Montenegro. No sé quién le dio mi teléfono y me asombró saber que el objetivo de su llamada era que le diera mi autorización para ser incluido en una investigación sobre la poesía de tema carcelario escrita en Cuba y que le aportara información sobre mi obra y persona. Luego me llamó otras veces e intercambiamos correos electrónicos.
Me asombró su idea sobre publicar una investigación semejante en La Gaceta de Cuba y, como en ese tiempo ya se había decretado mi muerte civil, le advertí que yo era un paria, que había renunciado públicamente a la membresía de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) y era considerado por esa organización y por la dictadura “un contrarrevolucionario”, aunque fui y soy todo lo contrario.
No sé si llegó a publicar esa investigación en la revista de la UNEAC. Por un artículo de Luis Felipe Rojas, titulado “¿Por qué fueron a prisión en Cuba estos poetas?”, supe que Mihlo había publicado en Miami la antología Desde el redil bramo. Cartografía de la poesía cubana de tema carcelario. Siglos XVI-XXI.
Más allá de los errores formales que se advierten en la antología ―de los cuales el más evidente es haber incluido poemas de Regino E. Boti, Juan R. Delgado Limendoux, José Manuel Carbonell, María Dámaso Jova, Manuel Navarro Luna, Juan Marinello y Rubén Martínez Villena en la sección dedicada al siglo XIX, cuando la poesía que escribieron corresponde al siglo XX― considero injusto afirmar que se trata de una antología más, como hizo alguien en un comentario al artículo de Rojas. En realidad, se trata del primer acercamiento hecho desde Cuba a un tema muy soslayado por la cultura oficial. Desconozco si desde el exilio se ha acometido un empeño similar.
Que en esa investigación aparezcan poetas de la talla de Ángel Cuadra, Pura del Prado ―con su estremecedor poema dedicado a Marcos Rodríguez y a Jorge Valls―, Heberto Padilla, Manuel Francisco Artime Buesa, el mismo Jorge Valls, Rafael Alcides, Fray Miguel Ángel Loredo y Ernesto Díaz Rodríguez, por solo citar algunos nombres que no solo forman parte de nuestra literatura sino también ―