—¿Es el periódico Granma? Llamo para participar en el concurso que lanzaron ayer. ¿Cómo que qué concurso? La pregunta está clarísima: «¿De qué fibra está hecho el cubano?». Grave ahí, que voy a contestársela. Oiga, oiga… Se cayó.
—Te dije que no perdieras el tiempo. Ya los concursos no son lo que eran. Ahora premian con plátanos burros.
—¿Te parece poco?
—Está bien, es bastante. Pero ni siquiera estás segura de que sea un concurso. La periodista lanzó la pregunta como quien conversa consigo mismo. Es un área de la sicología que se está estudiando con fuerza en los últimos años.
—Aquí todo lo que se implementa se estudia con fuerza durante años, pero no rinde frutos. Mira el Ordenamiento.
—El Ordenamiento entra en lo que se conoce como estudios siquiátricos. Yo me refiero al monólogo interior, esa voz que oímos en nuestro cerebro cuando pensamos o leemos.
—Hay monólogos interiores que se leen cual discursos. A veces los pronuncia quien no los redacta.
—Suele suceder. Pero el caso que analizamos forma parte de aquellos que la investigación empírica ha descubierto: la mayoría de nosotros cuenta con una voz interior, pero los hay que ni eso. En el periodismo insular se ve con frecuencia. No solo replican lo que oyen, sino que intentan superarlo.
—Leo más y descubro que la periodista pregunta de qué fibra está hecho el cubano para de inmediato argumentar que el nacido en esta tierra «se resiste a solo hablar de lo malo».
—¿No