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Todo comenzó hace más de 30 años, en la red de servicios comunales de la cabecera provincial de Holguín, José Santos Rodríguez y Mariluz Artigas Suarez, se sumaron a ese colectivo, casi al unísono, y el amor no tardó en surgir, matizado por la chispa de la juventud y la complicidad de compartir ambiente laboral.
Su historia y cuento de hadas personal se ha construido y fortalecido a lo largo de las décadas, impregnada de los aciertos y desavenencias que consolidan cualquier unión. Ningún camino tan largo es del todo fácil, pero saber complementarse es el secreto de que el afecto no decaiga y se mantenga en permanente renovación.
Él, que es chofer de un camión ampirol, se muestra serio y no hace uso excesivo de las palabras, pues prefiere demostrar su valía con acciones y buen desempeño, lo que le ha merecido el respeto de sus cercanos y superiores. Pepe, como muchos le conocen, es de los que da el sí cada vez que puede sentirse útil.
Ella es mucho más extrovertida y lo complementa. Su historia, marcada por la superación, la hace ser admirada y querida por su esposo y demás subalternos, a los que dirige con esmero y camaradería desde su posición de jefa de brigada de recogida de desechos.
Trabajar para crecer
“A comunales llegué muy joven – cuenta Mariluz- y empecé cuidando los baños de la plaza, con mucha responsabilidad. Ahí me desempeñé durante un buen tiempo.
“Luego, me ubicaron en el parque Martí y estuve bajo las ordenes de Luis Orlando Rodríguez, un jefe muy bueno que perdimos hace poco y fue un gran profesor para nosotros.
“Continué, posteriormente, como auxiliar de limpieza de la dirección de comunales para después ser designada como jefa de brigada, cargo que ocupo en la actualidad. He trabajado en muchos lugares, conozco lo que es barrer calles y desempeñarse en otros puestos, por lo que entiendo a mis compañeros.
“Agradezco mucho la oportunidad que se me ha dado para superarme, pues soy una eterna enamorada de mi trabajo. Siempre estoy motivada, a pesar de las dificultades que atravesamos, porque nuestro colectivo merece que demos todo el potencial.
“No falta q