LA HABANA, Cuba.- El castrismo siempre se ha empeñado en mostrar como bandidos y criminales a los alzados que combatieron al régimen en la primera mitad de la década de 1960, principalmente en la serranía del Escambray.
Su accionar ha sido minimizado, pero lo magnifican a su conveniencia cuando en libros, películas o seriales televisivos quieren enaltecer el papel de las fuerzas gubernamentales que los enfrentaron.
Al respecto, recordemos la película El hombre de Maisinicú, dedicada a la glorificación de Alberto Delgado, el agente infiltrado del G2 que en 1964 hizo posible, mediante trampas, la captura de los jefes guerrilleros Julio Emilio Carretero, Maro Borges y Zoila Águila (la Niña de Placetas).
El régimen, que se vio obligado a hacer grandes movilizaciones y varias aparatosas ofensivas (limpias, como fueron oficialmente llamadas), demoró más de seis años en aplastar a las guerrillas anticastristas y fue gracias a la abrumadora superioridad en armamento y número de hombres de las fuerzas gubernamentales.
Solo en la Primera Limpia del Escambray, entre finales de 1960 y los primeros meses de 1961, participaron 70.000 efectivos, entre soldados y milicianos, al mando del comandante Hermidio Escalona.
En dicha limpia, no consiguieron liquidar a las guerrillas, a pesar de que mataron a cientos de alzados y fueron capturados o muertos algunos de sus jefes, como Sinesio Walsh, Plinio Prieto, Porfirio Remberto Ramírez, Ismael Heredia, Nando Lima, Sacarías García, Juan Cajigas, Ismael Rojas y Carlos Duque.
No habiendo conseguido derrotar a los alzados, el 3 de julio de 1962 fue creada la Sección de Lucha contra Bandidos, dirigida por el comandante Juan Almeida.
Para mediados de 1964, los grupos armados que combatían al régimen estaban en una situación desesperada. Cheíto León —el sustituto de Julio Emilio Carretero, quien a su vez había sustituido a Tomás San Gil como jefe de las guerrillas del Escambray— fue muerto en combate el 6 de junio. Varios centenares de alzad