Las noticias sobre «el enfrentamiento al delito, la corrupción y las ilegalidades» han tomado los medios oficiales en los últimos días. Entre líneas, y de manera discreta, las autoridades han reconocido un «contexto de incremento del delito».
Un editorial reciente del periódico Granma convocó a enfrentar la criminalidad con «mano dura» y calificó de «compleja» la situación actual en ese sentido.
Sin embargo, como suele suceder, el texto culpó a «los tentáculos sin fronteras del crimen organizado internacional y sus múltiples caras» y a la «crisis económica mundial, recrudecida en Cuba por el bloqueo» del aumento de las conductas delictivas y comportamientos violentos.
Robos, asesinatos, corrupción, feminicidios. ¿Cuánto más tiene que suceder en Cuba para que el Gobierno deje de justificar el aumento de la violencia y alegar que se trata de una «ofensiva mediática para propagar un escenario de inseguridad (…) con propósitos desestabilizadores?».
La discreta confirmación de la prensa estatal
Aunque la propaganda repita que en Cuba la seguridad ciudadana es uno de los pilares de la Revolución, la realidad es tan opuesta que no se puede ocultar.
Una encuesta de la revista Bohemia reveló en noviembre de 2023 la preocupación de los cubanos con respecto al aumento de la violencia en los dos últimos años.
Aunque el estudio asegura que «los resultados no pueden generalizarse a la sociedad cubana en su conjunto», la percepción de inseguridad del casi centenar de participantes coincide con los datos registrados por investigaciones independientes.
En el caso de Bohemia, los participantes manifestaron que no todos los afectados presentan denuncias en la policía. No obstante, la investigación concluyó que no se han solucionado de modo favorable la mayoría de las reclamaciones.
La revista de alcance nacional no es la única que ha abordado el tema ni que ha reflejado que el aumento de la criminalidad en Cuba no «es una distorsión de las redes sociales» —como afirmó en la televisión cubana Hugo Morales, jefe de Brigada de Patrullas de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR)—.
En una reunión gubernamental se supo que el índice delictivo de Las Tunas ha aumentado en un 40 %.
El Anuario Estadístico de Salud de 2022 también registra un aumento de muertes por agresiones. Los fallecimientos por esa causa aumentaron en un 10 % de 2020 (368) a 2022 (406), aunque disminuyeron con respecto a 2021 (436). En el apartado también se contabilizan los asesinatos a mujeres por razones de género.
En noviembre de 2023, un reportaje del periódico Girón, de Matanzas, reveló que los feminicidios en la provincia aumentaron de 1 a 7, de 2021 a 2022. En los primeros seis meses de 2023 ocurrió la misma cantidad que en el año anterior.
Un reportaje publicado en el semanario provincial de Las Tunas en noviembre de 2023 reveló: «en lo que va de año se ha apreciado un aumento considerable de los hechos que se cometen contra mujeres y niñas, ya sea delitos de amenaza, agresión o agresión sexual. Más de 200 procesos relacionados con el tema corroboran el fenómeno, en el que despunta el municipio Jobabo con las mayores incidencias».
Las autoras del texto lamentaron que solamente las fuentes no oficiales hicieran referencia a los crímenes machistas y que las instituciones oficiales no ofrecieran estadísticas al respecto. «Sobre el fenómeno, tristemente en aumento, existe una bruma o tentativa de invisibilización, una mudez que duele», resaltó el texto.
Según los datos oficiales, al cierre de octubre de 2023, se reportaron 117 hechos por muerte violenta de mujeres. Matanzas, La Habana, Santiago de Cuba, Granma y Guantánamo fueron las provincias de mayor cantidad de casos. El 7 % de los crímenes ocurrió en viviendas compartidas por las parejas. 70 niños y adolescentes quedaron huérfanos de madre.
Por su parte, las plataformas independientes Observatorio de Género de Alas Tensas (OGAT) y Observatorio de Feminicidios de Yo Sí te Creo en Cuba (YSTCC) registraron 88 feminicidios en 2023 y siete hasta el 14 de febrero de 2024.
Además de dar mayor visibilidad a los hechos violentos contra las mujeres, los medios y observatorios independientes han alertado desde hace meses el aumento de otros delitos en Cuba.
Sin embargo, las autoridades gubernamentales los acusan de formar parte de una operación desde el exterior encaminada a «la difusión de información y noticias falsas con el objetivo de crear una percepción de inseguridad en la población». Así lo afirmó en el espacio Hacemos Cuba, Hugo Morales, jefe de Brigada de Patrullas de la Policía Nacional Revolucionaria.
«De acuerdo con las informaciones que disponemos, la mayoría de estas acciones se ejecutan desde el exterior y precisamente esto no es más que el objetivo que tiene el enemigo de difundir información, crear calamidad, crear temor en la población (…) para poder difundir su matriz de inseguridad ciudad en el país».
«Desde hace meses no me atrevo a salir de noche», comentó una madre soltera a elTOQUE. «A Dios doy gracias de que mi hijo de 13 años se pase el día entre la televisión, el celular y la computadora y no le dé por salir a la calle de noche. Lo prefiero ensimismado que envuelto en una bronca o víctima de un robo».
En una investigación de 2022 de la encuestadora independiente Cubadata, el 61 % de los participantes (1 965) refirió haber sido víctima de violencia y solamente el 14.6 % hizo la denuncia en la Policía. El mayor por ciento de los encuestados manifestó que la PNR los hace sentir muy poco seguros.
El Observatorio Cubano de Auditoría Ciudadana también monitorea las denuncias, notas, declaraciones y materiales similares publicados en las redes sociales.
En el Informe de inseguridad pública en Cuba contabilizaron 287 reportes de crímenes hasta junio de 2023. De ellos, 119 robos y 82 asesinatos. El documento registra, además, asaltos y otros tipos de delitos.
Cada vez son más recurrentes las historias de crímenes con armas de fuego en Cuba — algunas de producción casera—, aunque se presupone que existe en el país un control estricto de armas de ese tipo.
Los datos oficiales aseguran que se ha esclarecido el 90 % de los casos con armas de fuego, pero no informan cifras generales ni cómo se comporta la data en comparación con sucesos violentos de años anteriore