Los ojos se te cierran del cansancio, pero te rehúsas a dormir. Es el único tiempo que tienes para ti, aunque a veces lo utilices para terminar una tarea, recoger la ropa lavada, fregar los platos, acomodar los juguetes que quedaron en el piso o trabajar en proyectos personales.
Es el tiempo en el que no te dicen «mamá» cada cinco segundos y en el que puedes sentarte sin hacer nada —muchas veces con cargo de conciencia por no sentirte productiva—. En ese espacio de la noche puedes disfrutar de un momento de tranquilidad, pero no sabes cuánto tiempo permanecerán dormidos los niños, en especial cuando son pequeños y los despertares nocturnos son frecuentes.
Es el momento en el que por fin puedes ver un capítulo de la serie que llevas meses intentando seguir, pero lo más probable es que no logres pasar de los primeros minutos. Es el momento en el que puedes sumergirte en el libro que parece no acabarse nunca. Es el momento para recostarte en la butaca y decir «sobrevivimos un día más, uno a la vez».
A veces tienes miedo de que amanezca e intentas tenerlo todo bajo control. Pero sabes que casi siempre hay que improvisar, que los días no son como los planificas. Tienes que darte la oportunidad de ser flexible para sobrellevar la nueva jornada.
Pero llega la noche y procrastinas y no te duermes. Quieres agarrar con fuerza los pequeños instantes que son para ti, recargar baterías y por unas horas no ser mamá solamente.
Presiones y responsabilidades. Miedo a perder el tiempo
Las madres enfrentamos una carga significativa de responsabilidades que van desde el cuidado de los niños y las tareas del hogar hasta las responsabilidades laborales y sociales. En medio de esas demandas, es fácil posponer nuestro tiempo de descanso para completar asuntos pendientes. La mentalidad de «hacerlo todo» puede llevar a la procrastinación a la hora de dormir, pues priorizamos las necesidades de los demás sobre las nuestras.
La culpa es una emoción común y a menudo nos sentimos mal por tomarnos tiempo para descansar. En los instantes de pausa sentimos que deberíamos estar hacien