Por estas fechas, solamente quedan los ecos de la Serie del Caribe que se jugó por primera vez en un estadio de Grandes Ligas en Miami. Una edición competitiva, con récord de participación en un partido y con la decepcionante actuación de los mexicanos Naranjeros de Hermosillo. Por esa razón, dicen que «la pelota es redonda y viene en caja cuadrada». O sea, las sorpresas son parte del juego.
Una gran multitud —35 972 aficionados— se dio cita el pasado 3 de febrero de 2024 para presenciar el encuentro entre los Tigres del Licey (República Dominicana) y los Criollos de Caguas (Puerto Rico) en la Serie del Caribe. Fue el juego con mayor asistencia de público en un torneo de este tipo.
En febrero de 2025 regresará la lid regional —la más importante del béisbol caribeño— cuya sede será Mexicali, ciudad del norte azteca. Aunque algunos presagiaban que Miami volvería a acoger los choques, Juan Francisco Puello Herrera, comisionado de la Comisión de Béisbol Profesional del Caribe (CBPC), confirmó esta semana que la casa de las Águilas sería sede de la venidera cita.
En 2026, el evento volverá a San Juan, Puerto Rico, y en 2027 se realizará en Hermosillo, otra ciudad mexicana.
Siguiendo el hilo histórico de los acontecimientos con respecto a las asistencias o no de Cuba a las Series del Caribe, al menos dos de las tres venideras sedes (las de México) son idóneas para la vuelta de la isla.
Desde Miami, además, Cuba recibió por estos días el respaldo de figuras del béisbol de Grandes Ligas y del Caribe (Ozzie Guillén, el actual mentor de los Tiburones de la Guaira, de Venezuela).
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