Imagen: Peter Reynolds.
En su afán de tratar de mantener su debilitado régimen imperial, Estados Unidos presiona a los países occidentales para que sean los primeros en confiscar los activos rusos congelados y usarlos para incentivar el conflicto ucraniano en el que desde el principio está envuelta la OTAN.
Esa medida, arbitraria e ilegal, representaría un golpe demoledor contra el sistema financiero internacional y sería un inconveniente muy serio para todo ese sistema.
En diciembre pasado Washington propuso al Grupo de los Siete (G7) examinar y analizar formas de hacerlo y dar una respuesta a finales de febrero del 2024.
El 24 de enero, el Comité de Relaciones Exteriores del Senado estadounidense avaló el proyecto de ley para “entregar” los activos congeladosrusos a Ucrania aunque el documento debe ser aprobado por el pleno.
Estados Unidos, la Unión Europea (UE), Japón y Canadá congelaron en 2022 más de 300 000 millones de dólares en activos del Banco Central ruso en respuesta al operativo militar especial de Moscú para desmilitarizar y desnazificar a Ucrania. Unos 200 000 millones se encuentran en Europa, principalmente en el depositario belga Euroclear.
De acuerdo con los datos del Banco de Rusia, en junio de 2021, unos 288 000 millones de dólares estaban depositados en Austria, el Reino Unido, Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia y Japón, y otros 63 000 millones en países no mencionados.
Ucrania se halla en una profunda crisis financiera y militar ante el fracaso de su contraofensiva en el frente de guerra, mientras el presidente Joe Biden enfrenta una oposición en el Congreso de gastar otros 61 000 millones de dólares en ayuda a Kiev, al tiempo que Europa no había podido a