La Habana, 3 feb.- Jorge Sarmientos asegura que hizo una buena inversión cuando compró una moto eléctrica para trasladarse y sortear las angustias que provoca en el ciudadano común el deficiente sistema de transporte público en Cuba o los elevados precios de las alternativas privadas.
“Costó cara, pero gané en autonomía. El transporte nunca ha estado bien aquí. Cuando no faltan las guaguas (buses), son las piezas o el combustible. Debieran bajar los precios o existir facilidades para que más personas adquieran medios eléctricos”, confesó a IPS Sarmientos, un contador residente en La Habana.
Datos oficiales indican que medio millón de motocicletas eléctricas en sus distintas variantes ruedan por este país insular del Caribe de 11 millones de habitantes, una opción que favorece el traslado de personas y familias.
Durante la última década se incrementó el uso de vehículos eléctricos en Cuba, a partir de autorizaciones aduaneras para su importación.
La industria nacional asumió más recientemente el ensamblaje de distintos modelos, incluidas bicicletas y triciclos, a partir de piezas importadas sobre todo de China.
La comercialización fundamentalmente en divisas resulta un obstáculo para una adquisición más amplia.
“El transporte nunca ha estado bien aquí. Cuando no faltan las guaguas (buses), son las piezas o el combustible. Debieran bajar los precios o existir facilidades para que más personas adquieran medios eléctricos”: Jorge Sarmientos.
Los modelos más económicos en tiendas estatales superan los 1000 dólares, mientras que algunos prototipos pueden rondar los 6000 dólares.
En Cuba el salario medio mensual equivale a unos 35 dólares según la tasa de cambio oficial; unos 16 dólares si se tiene en cuenta la conversión en el mercado informal.
A la deteriorada flota de autobuses públicos de La Habana se incorporaron en años recientes casi 40 equipos híbridos (alternan diésel y electricidad), una tecnología que ahorra de 25 a 30 % de combustible y con menos carga contaminante, indican informes.
Pero la profunda crisis económica interna y la escasez de divisas frenan las acciones para multiplicar los medios 100 % eléctricos, a fin de descarbonizar paulatinamente el transporte público.
Algunas empresas e instituciones han sumado automóviles eléctricos con reducciones en gastos por mantenimiento.
Soluciones locales
En el caso de La Habana, de 2019 a 2023 se implementó el proyecto Neomovilidad que entre varios objetivos propuso fortalecer el marco normativo para una transición eficiente hacia un sistema de transporte urbano con bajas emisiones.
Además de priorizar variables como el enfoque de género y la inclusión de distintos grupos etarios, el proyecto aportó una estación piloto de alquiler de bicicletas públicas, rectorado por un proyecto de desarrollo local liderado por jóvenes.
Asimismo, concretó tres rutas de los llamados triciclos eléctricos, unos ecotaxis conducidos mayoritariamente por mujeres en repartos periféricos de Boyeros, uno de los 15 municipios que conforman La Habana.
Esos triciclos son vehículos ligeros y motorizados de tres ruedas, con capacidad para seis pasajeros en su parte trasera, parecidos a