La Habana, 1 feb.- Ridilsi Hernández, joven productor de la comunidad de Alazanes, en la central provincia de Sancti Spíritus, tiene entre sus proyectos instalar una bomba para el riego, sin tener que depender del petróleo, pues ahora puede acceder a una fuente sostenible de energía limpia.
En el apartado caserío rural, varias familias de productores agropecuarios disfrutan de la electricidad todo el día, tras la instalación en 2023 de un sistema fotovoltaico autónomo que les permite insertarse mejor en el escenario productivo local.
Esa comunidad forma parte de las cinco beneficiadas en cuatro provincias de la nación caribeña donde funcionan en la actualidad 150 sistemas basados en fuentes renovables de energía (FRE), que facilitan el acceso a este recurso a personas de territorios aislados, explica una nota del Fondo de Población de Naciones Unidas (PNUD) en Cuba.
Según Hernández, en Alazanes, donde apenas quedan cinco o seis jóvenes, se cultiva “de todo: boniato, frijoles, malanga, plátano macho, plátano burro, frijoles, yuca, calabaza, maíz y se vende para la ciudad de Sancti Spíritus”.
Respecto al impacto del acceso a fuentes de energía limpia en el fenómeno migratorio en su comunidad, María Reyes comenta: “Antes la electricidad era por un grupo electrógeno. Tenían que traer combustible desde Sancti Spíritus y lo podí