Foto: De la autora
A esta isla le han nacido hijas que conocen de mares enfurecidos y caminan sobre él, como Cristo; que rejuvenecen sus manos para enseñar el arte de tejer caminos. A esta isla le han nacido hijas como Nevis Esther Pérez Salazar, que han consagrado su vida a convertir la emancipación en heredad.
En sus manos, los nylon desechados de la fábrica de fertilizantes de Nuevitas, Camagüey, se convertían en mariposas. Así inició su relación, en la década del 70, con la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), en este caso particular, un grupo de féminas que tejían flores para adornar el Parque Lenin en el XI Festival de la Juventud y los Estudiantes.
Esta holguinera, de origen campesino, llegó a Nuevitas en el año 1972, donde ocupó el cargo de organizadora del bloque 14-A del Reparto El puente y, pasados tres años, inició a trabajar como funcionaria de la organización en el municipio. Desde entonces, Nevis no se ha desvinculado de la Federación. Se ha mantenido creando oportunidades para las féminas cubanas como si aún tejiera nuevas mariposas.
Son cuantiosos sus aportes a favor de la mujer en la Isla. Su carácter jovial nos invita a escuchar cada una de las anécdotas que ha vivido en esta organización; desde aquellos encuentros con Vilma, hasta los viajes al surco, o la fiesta de 15 de su hija, de la que casi no participa por encontrarse cumpliendo con tareas de la patria.
Nevis es esa hormiguita – así le definen los que bien la conocen – que trabaja, se dedica a la familia, atiende el hogar y, como si fuera poco, saca el tiempo para vincularse con la Delegación de la FMC Lucía Iñiguez, de Vista Alegre.
Desde el 1970 ya se veía a esta fémina laborando en la Fábrica de Cemento 26 de Julio de Camagüey, atendiendo a su hija pequeña, animando a las otras mujeres, o en camiones para dirigirse al trabajo del campo.
“La FMC es una organización que amo. Podría decir que es la que más defiende los derechos de las mujeres en el país”, me comenta con la convicción y la alegría de quien ha visto materializar esas palabras.
“La FMC ofrece oportunidades. En los barrios de Camagüey pude motivar a las mujeres a superarse. Esto no fue tarea fácil. Los esposos, ya licenciados e ingenieros, no lograban imaginar a sus mujeres fuera del rol de ama de casa. Fue necesario convencerlas a ellas y también a sus esposos. Esto llevó más de una visita al hogar para lograrlo. Primero, les ayudamos a obtener el 6to grado, luego el 9no, también el 12. Pero no fue suficiente para la Revolución: se crearon talleres donde se enseñaba un oficio. Íbamos por los hogares motivando a las féminas a unirse a cursos de corte y costura; convenciendo a la familia, que no siempre consideraban la idea.
“Aquellas amas de casa, se convirtieron también en delegadas a los Congresos. Tampoco fue fácil, pero tuve la dicha de que la visita de Vilma las motivó y nos convertimos en el municipio con más mujeres delegadas”.
Foto: Cortesía de la entrevistada
Durante la Zafra del 70 se veían las mujeres en camisas y botas de trabajo para ir a la caña. Nevis diserta sobre la creación de brigadas de trabajo, donde las mujeres tomaban azadón en mano e iban al surco