La Habana, 6 ene.- Entre los productos y servicios de emprendimientos cubanos destinados a las madres y las infancias empiezan a notarse avances en tanto crecen las alianzas de personas –mujeres en su mayoría– que impulsan este tipo de negocios privados.
Gracias a la meditación y la necesidad de resiliencia que propició el aislamiento por la covid, decidieron incursionar en un nicho de mercado hasta entonces invisible: el de la fabricación de juguetes, muebles y otros productos infantiles.
Los motivos fueron diversos. Giselle Hondal, por ejemplo, no podía adquirir juguetes para su niña debido al confinamiento. Entonces, decidió diseñarlos, crearlos y ensamblarlos ella misma. Esa práctica, en un inicio rústica e improvisada, se perfeccionó hasta alcanzar la calidad necesaria para comercializar producciones que ahora llevan la marca Perro Sato.
Por su parte, en la oriental provincia Santiago de Cuba, integrantes de la mipyme WBoix Fábrica de Juguetes, con una actividad económica similar, también se enfocaron en el entretenimiento de sus hijas e hijos.
Y la pareja de Marian Cueto, productora de cine, y Harold García, sonidista, desempleados en 2020, montaron un negocio de carpintería (EnMadera) como vía de sus