La Habana, 25 dic.- Con excepción del aumento de ingresos en educación y salud, las medidas para 2024 anunciadas por el primer ministro cubano, Manuel Marrero, despertaron en la población desde inquietud y desesperanza hasta franco descontento al cierre de un año considerado entre los peores de las últimas décadas.
Durante su intervención ante el parlamento (Asamblea Nacional del Poder Popular), el 20 de diciembre, el jefe de gobierno expuso un “programa de estabilización macroeconómica”, en medio de una inflación indetenible hasta ahora, carestía generalizada y deterioro de los servicios básicos.
Las medidas, que abarcan el alza de precios del combustible doméstico, el agua no metrada (sin metrocontador), el transporte y la electricidad en el sector residencial, desataron disímiles cuestionamientos, tanto en espacios públicos como en redes sociales.
Algunas personas consideran las nuevas decisiones gubernamentales como una salida a la crítica situación de la economía cubana en 2023, que no pudo alcanzarse el crecimiento económico proyectado de 3 % del producto interno bruto, de acuerdo con el ministro de Economía y Planificación y viceprimer ministro, Alejandro Gil.
El foco en vulnerabilidades sociales
Al anunciar las medidas, Marrero se refirió a la reevaluación de las exoneraciones fiscales y su efecto en la economía para beneficio de la población, con el fin de eliminar las que no se justifiquen y asegurar el cobro de impuestos para elevar los ingresos al presupuesto.
A su vez, reiteró un principio anunciado hace más de una década de avanzar en la i