Ilustración tomada de Internet.
Dos personas de avanzada edad conversaban en una cola, y la inevitable cercanía me obligó a escuchar: “cuando esto sea ya capitalismo, todos podrán viajar a cualquier país”, dijo uno de ellos. No es el único disparate que he escuchado en estos tiempos, y como respeto al lector de estas líneas, su inteligencia, ni siquiera rebatiré esa afirmación. La línea discursiva de la contrarrevolución es bidireccional: el gobierno cubano avanza sigilosamente hacia el capitalismo; el gobierno cubano se resiste a avanzar hacia el capitalismo.
El propósito, sin embargo, es unidireccional: hacer que el país se despeñe en el acantilado del capitalismo. Pero los que conversaban en la cola, probablemente, estaban atrapados en el “triángulo espiritual de la muerte”: la caída de sus referentes de vida, la precariedad de sus pensiones y el bombardeo mediático que los alcanzaba de manera directa o indirecta, a través de familiares, amigos o vecinos.
El bloqueo recrudecido empieza a cumplir su función real: hacer que la gente culpe al gobierno y al socialismo de sus dificultades. Algunos hablan de bloqueo “interno”, pero a veces no es posible distinguir si se refieren a los burócratas que impiden la renovación del socialismo, o a quienes impiden el advenimiento del capitalismo. Cabe recordar las recientes palabras de Díaz Canel: “Aquí tenemos dos alternativas: resistir creativamente y como se dice en buen cubano guapear y salir adelante con nuestro esfuerzo, con nuestro talento —que yo creo que es lo más digno, es lo más revolucionario— y lo otro sería rendirnos”.
No es el caso de mis pensionados de la cola, pero hay personas cínicas —porque tienen los conocimientos adecuados para discernir— que anteponen su interés individual al de la Patria, lo que significa decir, al de sus vecinos, al del resto de sus conciudadanos. Y lo más indignante es que hablan en nombre de ellos.
“El bloqueo recrudecido empieza a cumplir su función real: hacer que la gente culpe al gobierno y al socialismo de sus dificultades. Algunos hablan de bloqueo “interno”, pero a veces no es posible distinguir si se refieren a los burócratas que impiden la renovación del socialismo, o a quienes impiden el advenimiento del capitalismo”.
El Capital conoce la importancia de las imágenes en movimiento, sean las del cine clásico como las del actual audiovisual en su diversidad de formatos. Cuando los cineastas de Hollywood, en los años cincuenta del siglo pasado, empezaron a moverse en la dirección “equivocada”, es decir, en defensa de la verdad y de la justicia, el imperialismo hizo su pase de lista, encarceló o expulsó a los rebeldes, golpeó sus carreras artísticas y sus ganancias monetarias, hasta lograr que los más débiles o los más cínicos “entraran por el aro”, arropados por la fama y el dinero. Hoy es la más importante industria reproductora del imaginario capi