MIAMI, Estados Unidos.- “Ayudar… a llenar nuestras tierras de hombres originales, para ser felices en la tierra en que viven, y vivir conforme a ella”, era el objetivo de José Martí cuando publicó el primer número de La Edad de Oro, así se lo dejó saber a su amigo Manuel Mercado en una carta de agosto de 1889.
El primer ejemplar de la revista, de la cual solo se editaron cuatro números, vio la luz por primera vez en julio de 1889 en Nueva York, Estados Unidos. Martí quería hacer llegar a los niños un magacín dedicado al recreo y a la ilustración.
Los textos de la revista incluyen cuentos, ensayos instructivos y poesías. Abordaba diversos temas e incitaba al pequeño lector a la búsqueda del conocimiento, del amor y la justicia.
Además de una nota a manera de introducción en la que calificó los niños como la esperanza del mundo y especificó los objetivos de La Edad de Oro, José Martí incluyó en el primer número de La Edad de Oro cinco trabajos, un poema, una fábula en verso y la sección “La última página”.
El primero de los trabajos publicados en La Edad de Oro guarda relación con los luchadores independentistas Bolívar, Miguel Hidalgo y José de San Martín, lo tituló “Tres Héroes”.
También incluyó un pequeño poema de ocho versos o líneas que tituló “Dos Milagros”:
Iba un niño travieso
Cazando mariposas;
Las cazaba el bribón, les daba un beso,
Y después las soltaba entre las rosas.
Por tierra, en un estero,
Estaba un sicomoro;
Le da un rayo de sol, y del madero
Muerto, sale volando un ave de oro
Martí publicó en el primer ejemplar de la revista el cuento “Meñique” del escritor francés De Laboulaye.
En su versión, el Apóstol cubano explicó: “Pero no hay que decir que Meñique era bueno. Bueno tenía que ser un hombre de ingenio tan grande; porque el que es estúpido no es bueno, y el que es bueno no es estúpido. Tener talento es tener buen corazón; el que tiene buen corazón, ése es el que tiene talento. Todos los pícaros son tontos. Los buenos son los que ganan a la larga. Y el que saque de este cuento otra lección mejor, vaya a contarlo en Roma.”
“Cada uno a su oficio”, una fábula en verso del filósofo norteamericano Ralph Waldo Emerson, también fue incluida. Asimismo, un ensayo sobre “La Ilíada”, un trabajo titulado “Un juego nuevo y otros viejos”, un cuento con dibujos titulado “Bebé y el Señor Don Pomposo”.
Al final de la revista, en la sección que denominó “La Última página”, Martí hacía valoraciones de los trabajos presentados.
“Estas últimas páginas serán como el cuarto de confianza de La Edad de Oro, donde conversaremos como si estuviésemos en familia. Aquí publicaremos las cartas de nuestras amiguitas, aquí responderemos a las preguntas de los niños, aquí tendremos la Bolsa de Sellos, donde el que tenga sellos que mandar, o los quiera comprar, o quiera hacer colección, o preguntar sobre sellos algo que le interese, no tiene más que escribir para lograr lo que desea”, escribió.
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