Casi un siglo pobló esta tierra la pluma tierna y encendida de Fina García Marruz, una de las más altas voces de la literatura contemporánea de Cuba e Hispanoamérica. Este lunes se ha despedido de la vida la poetisa, ensayista, investigadora e intelectual cubana, como solo pueden hacerlo quienes han sido bendecidos con el don de la inmortalidad: dejando tras de sí un campo inmenso cultivado con su deslumbrante obra.
La Premio Nacional de Literatura ha quedado suspendida en la eternidad junto a su compañero de la vida, el renombrado intelectual cubano Cintio Vintier, con quien compartió, además, una pasión desbordante por el estudio de la obra de José Martí.
La excelsa creadora supo trascender paralelamente con su lírica y su quehacer investigativo, por lo cual fue merecedora de importantes premios, entre ellos, el Nacional de Investigación Cultural, el Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda, el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, y el Internacional de Poesía Federico García Lorca. Recibó, además, las órdenes José Martí, Alejo Carpentier y Félix Varela.
A propósito de su descollante genialidad, nos dejó dicho el ensayista y estudioso de su obra lírica Enrique Saínz: «No es gratuita ni injustificada la genuina pertenencia de esta mujer al grupo Orígenes, ese formidable movimiento espiritual de la cultura latinoamericana que situó la lírica y el ensayo en torno a la poesía a una altura en verdad universal».