Cuba se despidió del Campeonato Panamericano de Beisbol Sub-23 con la medalla de plata, tras caer en la final ante el equipo mexicano, invicto gracias a su hermético cuerpo de lanzadores.
El marcador de 4-0 fue un fiel reflejo del dominio del montículo de los anfitriones en Aguascalientes, el cual fue defendido ayer por Jordán Suárez, quien maniató a la ofensiva de la Mayor de las Antillas. Su control (dio un solo boleto) y la eficacia de su trabajo se tradujo en que, en los cinco primeros innings, el elenco cubano no pudo pegar jit.
Fue en el sexto, después de un out, que el guantanamero Yoandri Guibert envió un batazo al jardín derecho y el cienfueguero Dany Ormas lo imitó con otro al central. Ambas conexiones, y la presencia del cuarto bate caribeño, el mayabequense Javier Carabeo, llevaron al alto mando a sustituir al abridor por Enrique Alanis. Un solo lanzamiento le bastó al rescatista para abortar esa amenaza, pues obligó al huracán a un doble play a la inversa: de inicialista a torpedero a lanzador.
Ya en el último episodio Alanis cedió la tabla de lanzar al cerrador Néstor Aguamea, quien después de bolear al pinero Luis Rojas, cercenó la intentona con otra doble matanza salida del bate del espirituano Alejandro Escobar. Sin cejar en el empeño, el villaclareño Yuri Fernández y el matancero Andrys Pérez lograron llegar a circulación por inatrapables, pero Christian Rodríguez concedió el último out en rolata a la antesala.
Por Cuba, el zurdo de Villa Clara, Oscar Hernández, fue responsable de las tres primeras carreras. De ese trío de anotaciones, la del primer acto fue inmerecida, por un error de la defensa de su equipo. En dos y un tercio de actuación, permitió tres jits, ponchó a igual cantidad de oponentes y transfirió a dos.
La actuación de los dirigidos por el mentor pinero Armando Johnson hay que calificarla de buena, primero porque nos devuelve a una final en un certamen internacional, y, además, se cumplió con el principal objetivo, clasificar para el Campeonato Mundial, en octubre, en Taipéi de China. A ese evento hay que llegar con más solvencia a la ofensiva, pues en esta lid el average quedó en 254, solo superior a los débiles conjuntos de Argentina y Guatemala.
Es en ese aspecto en el que los muchachos han de crecer, pues como equipo fue segundo entre los staff de lanzadores y esa misma posición ocupó en la defensa, aunque con un indicador insuficiente (964). En el pitcheo fue uno de los dos elencos que promedió por debajo de las dos carreras limpias por juego (1,83), superado por México (0,88), que también fue el único que lo aventajó en la custodia del campo, con excelente 994.