La dupla del Pacto Histórico, formada por Gustavo Petro y Francia Márquez. | Foto: @petrogustavo
Se aproxima el día del balotaje en Colombia, este 19 de junio está en juego el futuro inmediato no solo de la gran nación andina con mas de 50 millones de habitantes, sino también se extiende a toda América Latina.
Se han hecho numerosos análisis sobre la segunda vuelta electoral en Colombia, pero una buena cantidad está dirigida simple y burdamente a calumniar a la dupla del Pacto Histórico (centro–izquierda e izquierda) formada por Gustavo Petro y Francia Márquez. Las palabras malintencionadas y frases sacramentales, como “socialista”, “comunista”, “ateo”, “van a expropiar las propiedades”, “agente de la guerrilla, de Venezuela y Cuba”, “si sale electo, no harán más elecciones” y un largo etc., se han utilizado sin ton ni son, y por supuesto sin demostración alguna.
Después que Petro ganara de manera indiscutida la primera vuelta el pasado 19 de mayo, y sobre todo con los colapsos del candidato de la derecha Federico “Fico” Gutiérrez y del autoproclamado “Centro” Sergio Fajardo, la oligarquía colombiana no tuvo más remedio que tratar de improvisar una cruzada contra la candidatura del ex–alcalde de Bogotá, un “Todos contra Petro” que no ha funcionado en la extensión prevista por ellos.
En otras palabras, la derecha y los partidos tradicionales de Colombia no están a favor de Rodolfo Hernández (al que consideran un improvisado, en Colombia dicen un “aparecido”), sino que tratan de concentrar todos sus votos contra Petro. Es decir que los votos que espera recibir Hernández son de hecho “anti–votos” contra Petro. No es un problema semántico, es mas importante de lo que parece a primera vista, porque con “anti–votos” quizás se pueda ganar unas elecciones, pero nunca se podrá gobernar después.
¿Cuáles serían los factores que deciden la segunda vuelta?
- Capacidad de movilización y logística.
La distribución regional de las simpatías por uno u otro candidato está bastante bien definida y no van a cambiar significativamente. Pero una cosa es simpatías y otras son votos, y queremos explicar esto con cierto grado de detalle. Petro y Francia van a ganar la Costa Pacífica y áreas circundantes (departamentos de Choco, Cauca, Valle de Cauca que incluye el área metropolitana de Cali, Nariño) con suficiente holgura. Con menor ventaja, pero también clara, la Costa Atlántica (departamentos de Sucre, Córdoba, Bolívar, Magdalena, Atlántico, La Guajira), la ciudad de Bogotá y otras áreas del país.
En casi todos estos departamentos mencionados, una parte significativa de la población rural, aunque apoyan a Petro masivamente, podrían no ir a votar. Por ejemplo, en el departamento del Chocó, no hay vías de transporte terrestre en muchas áreas, hay que llegar en bote, zonas muy inseguras desde el punto de vista del orden público, en fin muchas dificultades para hacerlo.
La participación de los activistas de Pacto Histórico en organizar la logística de transporte y de protección con las autoridades de los grupos de votantes es primordial. La gran diferencia con las elecciones del 2018, es que esa capacidad de movilizar a los votantes ha aumentado mucho por parte de los activistas en las bases que apoyan a la izquierda. Abajo unos ejemplos de zonas cuyos votos pudieran ser decisivos.
- Voto femenino, afrocolombiano y otras minorías; grupos ambientalista y LGBT.
El voto femenino en esta ocasión es bastante enrevesado, ambos candidatos tienen mujeres como candidatas vicepresidenciales, y su influencia está expresada por Francia Márquez en las regiones costeras, rurales y de población de minorías, así como de los sectores de izquierda en todo el país.
Marelen Castillo, la compañera de fórmula de R. Hernández, tiene influencia entre las votantes urbanas (sobre todo en Cali, su ciudad natal) y entre los sindicatos, también entre sectores católicos y anti – aborto. Su influencia entre está limitada por la abierta misoginia de R. Hernández y sus temerarias expresiones como “las mujeres mejor se quedan en casa”, etc. El voto femenino se inclina ligeramente por Petro
Los afrodescendientes forman el 10.6% de la población colombiana, aproximadamente 5.4 millones de personas, se localizan esencialmente en los departamentos de las Costas Pacífica y Atlántica de Colombia y en las grandes ciudades andinas en menor medida. La presencia de Francia Márquez como candidata vicepresidencial y de G. Murillo apoyando al Pacto Histórico hacen que las simpatías de este sector poblacional esté decididamente a favor de la coalición liderada por Gustavo Petro. La población indo–americana constituye el 4.7% de los votantes, pero no tienen un liderazgo político definido y su voto es muy variable entre las regiones del país.
Los grupos ambientalistas y LBTQ apoyan bastante ampliamente a la candidatura del Pacto Histórico.
- Unidad de centro–izquierda e izquierda.
Nunca hay suficiente unidad, como nunca hay una modelo demasiado delgada para las pasarelas. Sin embargo, el nivel de unidad de las fuerzas progresistas en estas elecciones colombianas, ha sido mas alto que en otros casos en la historia reciente en América Latina (Argentina, Brasil, Chile, etc.). Algunos líderes de izquierda como la ex–senadora Piedad Córdoba, rompieron filas con Pacto Histórico, pero en general los votantes de centro–izquierda, izquierda y sectores relacionados, están mostrando bastante cohesión y disciplina.
Como se observa, no se ha dedicado en este artículo mucho espacio a R. Hernández. En realidad la votación en esta próxima segunda vuelta es a favor o en contra de la fórmula G. Petro/ Francia.
Si sale electo R. Hernández, en realidad no significa que él haya ganado, sino que la oligarquía colombiana y sus amos de Washington lograron derrotar a las fuerzas del progreso, juntándose como improvisada pandilla para obtener en esta segunda vuelta cuanto voto sea posible contra el Pacto Histórico. Debe estar claro que R. Hernández no significa nada, pudiera igual llamarse Batman o Asterix el Galo, sería lo mismo. Esta es una votación entre el bien -representado por la agrupación de fuerzas de izquierda y progresistas- y el mal aupado por las derechas y el fascismo, punto.
Tampoco hemos discutido la significación de los grupos armados de izquierda, vigentes como el ELN y sectores de las FARC que no se acogieron a los degradados “Acuerdos de Paz”, o incluso de aquellos que se han desmovilizado para continuar su actividad por vía política –de uno de ellos, el M-19, procede el propio G. Petro- que en su mayoría apoyan a Pacto Histórico. Realmente, no han logrado una capacidad electoral significativa.
La “segunda vuelta”, concebida como un arma oligárquica
Mural con el rostro de Gustavo Petro. Foto: Agencia.
No soy partidario de segundas vueltas electorales, y creo que este caso es un ejemplo perfecto. Si llegara a perder Petro, eso sería una palmaria y manifiesta bufonada anti–democrática, un triunfo ostensible del “dinero contra la vergüenza” parafraseando a Chibás. La anti-democracia significa lo opuesto al poder político “del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”, como lo expresaran Fidel Castro y Abraham Lincoln.
El balotaje (galicismo que se emplea para las segunda vueltas electorales) no es instrumento de inclusión y de pluralismo político, pues, ¿acaso la primera elección presidencial no brindó (en este caso) al pueblo colombiano diversidad de opciones? En la primera vuelta participaron varios candidatos presidenciales y el pueblo como soberano ¿no determinó por mayoría de votos entre los candidatos que ejercen el derecho de ser elegido?, entonces, ¿ya el pueblo en las primeras elecciones presidenciales no decidió mayoritariamente por Petro, quien obtuviera más del 40.3% de los votos, con una ventaja de más del 12.2% de los sufragios sobre el segundo lugar?
En consecuencia, con el “balotaje” ¿no se desconoce la voz del pueblo: “Vox populi, vox dei”? ¿Cuál es el espíritu real de la norma constitucional que consagra el sistema del “balotaje presidencial” en varios países latinoamericanos? ¿No será servir de instrumento de las élites que pretenden detentar y perpetuarse en el poder mediante el empleo de alianzas politiqueras y el vasto uso del dinero, los medios “canallas” y otras prevaricaciones contra los candidatos progresistas?
Todo esto fue adoptado por las oligarquías latinoamericanas después del histórico triunfo del gran Salvador Allende en las elecciones de Chile en 1970, cuando obtuvo el 36.63% de los votos y su coalición Unidad Popular derrotó a los derechistas Jorge Alessandri y Radomiro Tomic, quienes recibieron respectivamente el 35.29% y 28.08%. Las rancias camarillas del poder capitalista en América Latina decidieron que eso no podría volver a ocurrir, y lo implementaron tomando prestado el concepto del “balotaje”.
Su uso últimamente ha perdido poder, con el incremento de la conciencia social de los pueblos, se está convirtiendo el balotaje en otra de las “armas melladas del capitalismo”. No pudieron derrotar a G. Boric en Chile, quien aplastó al pinochetista de “casta” José A. Kast, hijo de un miembro del partido nazi.
En las elecciones de Brasil el próximo 2 de octubre, el balotaje no va a poder parar a esa fuerza de la naturaleza que es Luis Inacio da Silva “Lula”, si este no noquea a su contrincante, el actual presidente fascista Jair Bolsonaro -quien tiene una semejanza ideológica inconfundible con dos ex–presidentes, el colombiano Álvaro Uribe y el estadounidense Donald Trump– en la misma primera vuelta.
¿Se logró organizar una maquiavélica operación “Todos contra Petro”?
No, no se logró en su totalidad. La ultraderecha fascista se vio obligada a improvisar. R. Hernández no se esperaba que pudiera quedar en segundo lugar. Realmente casi todo el mundo (incluyendo probablemente al propio Hernández) esperaba en segundo lugar a Federico Gutiérrez, en tercero a Sergio Fajardo y solo en cuarto lugar a R. Hernández. La derrota de Federico Gutiérrez fue demoledora. Lo derrotaron Iván Duque y Álvaro Uribe a quienes “Fico” Gutiérrez representaba y el altísimo rechazo que les tienen a ambos en el pueblo colombiano, que demanda de manera casi unánime un cambio social más o menos profundo.
Lo que se ha tratado de vender para la segunda vuelta es que R. Hernández puede también representar ese cambio, tratar de dar “gato por liebre” al pueblo cafetero. Esto no ha sido fácil de lograr, aunque Hernández está considerado por algunos una figura anti – establishment. No lo es, como no lo fue Donald Trump en los EE.UU., solo es empeorar el ambiente social colombiano y como hiciera Trump con el uso del Twitter, en el caso de Hernández pretender gobernar a Colombia por TikTok, de forma burda, grosera y diciéndole a todos que “gobierno como me venga en ganas”.
La paliza en la primera vuelta que recibió por su parte el “centrista” Sergio Fajardo fue consecuencia de sus posiciones poco claras y evidente oportunismo político. Más que demostrado cuando le ha negado su apoyo, como debiera, a G. Petro, sino que trató de organizar una componenda con R. Hernández, quien lo trató groseramente, como el camaleón Fajardo se merece por demás. Ambos poseen egos parecidos, un increíble narcisismo que los controla. El mesianismo de Fajardo lo está llevando a él y a su equipo al suicidio político y puede causarle irreparable perjuicio a su país.
No se logró la unanimidad proclamada a viva voz por la derecha oligárquica de que los candidatos que fueron eliminados en la primera vuelta irían masivamente contra G. Petro el 19 de junio, el así llamado TOCONPE (Todos contra Petro). Cierto que Hernández recibirá más votos que Petro de este sector del electorado controlado en todo o en parte por los partidos tradicionales (o por el uribismo), pero también Petro va a recibir una cantidad que aunque menor es significativa, y algunos de los seguidores de la derecha simplemente no irán a votar, no tienen el nivel de disciplina de los reaccionarios supremacistas seguidores de Trump en los EE.UU. en las elecciones pasadas.
¿Cuáles son los factores de la politiquería local que pueden estar presentes?
- Compra de votos y “favores” a líderes locales. Muy extendida práctica en comunidades rurales, donde los “jefes” comunales reciben obsequios (que van desde dinero hasta una lavadora para la esposa o una moto para un hijo) para influir o a veces forzar a los habitantes de su entorno a votar por un candidato. La compra de votos es a veces directa, afuera de los precintos electorales, a gente necesitada.
- Intimidación y cualquier tipo de otros obstáculos para que la gente no pueda ir a depositar su voto. En muchas regiones rurales de Colombia, viajar por los caminos locales es una aventura, con cualquier cantidad de incidentes contra la vida y la dignidad de las personas. Regiones como el Sur del departamento de Bolívar, en el Catatumbo, zonas cerca de la frontera sur, el Chocó, por mencionar solo algunas, son muy inseguras. Un método, es hacer circular la voz de “no vayan a votar a tal o más cual precinto”, los que lo hagan “sufrirán las consecuencias”. Además, los dueños de los medios de transportes también son intimidados para no hacerlos funcionar el 19 de junio.
- Uso masivo de noticias falsas y parcialidad contra la izquierda. Vimos las noticias de la última semana sobre la segunda vuelta en 99 periódicos y revistas colombianas,de las cuales 72 se mostraban activamente contra Petro, 24 tenían cierta predilección por su contrincante y 3 trataban de aparecer como “objetivas”. Ninguna publicación de la prensa plana apoyaba a Petro de manera abierta. Lo mismo (aunque no hicimos un estudio detallado) ocurre por las estaciones de radio y televisión mas importantes del país, tanto a nivel nacional como e importantes centros urbanos. De las noticias falsas predominan temas como “Petro va a tratar de gobernar por 12 años”, “se prevén grandes cambios económicos y nuevos impuestos”, etc. Pero más frecuentes que noticias falsas son las informaciones desfiguradas de todo tipo, el 90% al menos contra Petro. Entre ellas son comunes las “encuestas” en que no queda claro la fuente de las mismas (muy común de la radio) siempre diciendo que Hernández tiene ventaja contra la fórmula de Pacto Histórico. Es impresionante como quieren forzar el la cabeza de los votantes, que “Petro va a perder de todas maneras”, ya que “casi todas las encuestas lo dicen”, para desanimar y desilusionar a los seguidores de Petro para que no vayan a votar.
También están las que en Cuba conocemos como las “bolas”, como que “se ha visto movimiento en las brigadas o batallones del ejército, que están listos a dar un golpe de estado” o “el país se va a hundir en una guerra civil” si Petro gana, “que hay fuerzas guerrilleras listas para tomar las poblaciones”. Junto a los ya consabidos epítetos de “comunistas”, “ateos”, “asalariados de Maduro” y otras sandeces. Para el fascismo todo vale, los escrúpulos y la verdad sobran.
A manera de conclusiones. Hernández debe sacar para ganar el balotaje entre 2-2.5 veces el incremento de votos que reciba G. Petro, así de simple. No cabe duda que el candidato derechista podrá recibir una cantidad considerable de los sufragios que necesita, difícilmente todos los requeridos, y que como decimos en Cuba “el juego no se termina hasta el out 27”.
Considero, no por simpatía (que la tienen Petro y Francia 100% de mi parte), sino por el análisis de los muchos factores que participan de la decisión el domingo 19 de junio, que la fórmula de Gustavo Petro/Francia Márquez tiene las mejores opciones para ser electos presidente y vicepresidenta de Colombia, hecho tan extraordinario, positivo e importante como sea posible imaginar.
Además de los elementos discutidos arriba, también hay que añadir que Pacto Histórico es una organización bastante consolidada y con actividad a lo largo de toda Colombia, mientras que la así llamada Liga anti–corrupción es en realidad un grupo alrededor de R. Hernández, sin bases establecidas fuera de Santander. En realidad, la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Colombia en 2022, tiene un sola fórmula, la de G. Petro y Francia Márquez y se vota por ellos o contra ellos.
Esta potencial victoria de la izquierda, casi seguro va a ser apretada con una diferencia de entre 200 000 a un millón de votos, sobre su contrincante. La distancia entre ambas cifras estará dada por si la capacidad de movilización física del Pacto Histórico logra llevar a más simpatizantes a las urnas con respecto a la primera vuelta.
El enorme poderío mediático, de recursos monetarios y de todo tipo de la derecha oligárquica, es un factor de extrema importancia que no se puede dejar de tomar en cuenta. Pero su impacto efectivo ha sido disminuido por la necesidad de improvisar el apoyo a un nuevo candidato en un plazo de tres semanas, después de la debacle del pretendiente de la derecha Federico Gutiérrez el pasado 29 de mayo.
También lo ha hecho difícil para el bloque derechista, las características personales del muy ordinario R. Hernández, que se disparó un tiro en un pie al rechazar el apoyo de Sergio Fajardo y su Centro Esperanza (que ya estaba bastante rebajado con el apoyo de varios de sus líderes a Petro), con un potencial para el de varios cientos de miles de sufragios.