Amelia Calzadilla, madre cubana de tres hijos, estalló en redes sociales contra la alta tarifa de electricidad, los apagones, la falta de alimentos, medicinas y las tiendas en MLC —en las que el Gobierno vende productos de primera necesidad—.
La denuncia de Amelia se hizo viral, otras madres se filmaron apoyándola y contaron sus dificultades para vivir con dignidad en Cuba.
Amelia es un nuevo ejemplo de cómo las madres cubanas en los últimos tiempos levantan la voz para denunciar la precaria situación económica de sus familias y para acusar de ineficiente al Gobierno. Se pronuncian, además, contra la represión en el país, exigen respuestas inmediatas al mandatario Díaz-Canel y piden a otras madres que se unan para juntas exigir derechos elementales.
Pero existen ejemplos anteriores de quejas y demandas públicas realizadas por madres hastiadas ante las dificultades que deben enfrentar para sobrevivir.
En abril de 2021, una cubana se plantó a protestar junto a su hija en plena Calzada del Cerro, en la capital del país.
En ese mes, además, el Gobierno de La Habana Vieja amenazó con desalojar a cinco madres con sus niños que ocuparon un inmueble inhabitado del Estado. Otro grupo de mujeres fue desalojado por la Policía, tras ocupar un edificio construido para oficiales del Minint, en el municipio habanero La Lisa.
Tras las protestas del 11J, el Gobierno detuvo a más de mil manifestantes —incluso a menores de edad—, según Justicia 11J y Prisioners Defenders. Las madres de los presos políticos han denunciado los arrestos arbitrarios, torturas y violaciones del debido proceso, y algunas han sido amenazadas, detenidas e incomunicadas por defender a sus hijos.
También son violentadas madres cubanas activistas de derechos humanos y periodistas independientes, a quienes la policía política impone arrestos domiciliarios, les corta el Internet y la telefonía, las somete a reiterados interrogatorios, y las encarcela arbitrariamente siempre que lo estiman conveniente.
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