Menéndez Pidal quedó de tal modo impresionado por Luaces que en 1893 lo proclamaba “el tercero en mérito entre los poetas de la Isla”, antecedido por Gertrudis Gómez de Avellaneda y José María Heredia. El juicio, tal vez desmesurado, lo recogemos como indicador de la importancia de su obra en el quehacer literario cubano del siglo XIX.