Fidel Castro realiza un recorrido por las provincias afectadas por el huracán Flora, octubre de 1963. Foto: Sitio Fidel Soldado de las Ideas.
Una de las comparecencias más difíciles y dolorosas que tuvo que brindar Fidel Castro fue la del 21 de octubre de 1963 para informar sobre los daños ocasionados por el huracán “Flora”.
A 60 años, Cubadebate y el sitio Fidel Soldado de las Ideas comparten con sus lectores fragmentos de aquella intervención en la cual el Comandante en Jefe reflexionó a partir de lo ocurrido que lo más importante es “crear condiciones de seguridad definitiva en la zona afectada por el ciclón”.
Las escenas de dolor y de sufrimiento que la gente vivió son inenarrables
“¿Qué ha ocurrido en sitios donde el agua rebasó los techos de las casas? Porque había sitios, en lugares relativamente altos, donde el agua estaba casi en el techo, y nosotros sabíamos que había otros sitios que eran más bajos que esos que tenían que haber quedado sepultados por el agua. ¿Cómo se habrían podido salvar?, ¿qué habría ocurrido en ese lugar? Y siempre pensábamos que era muy difícil que salvaran la vida los moradores de esas casas.
Y, efectivamente, nosotros después llegamos a sitios donde ocurrió eso, donde el agua rebasó completamente las casas. Y lo increíble no es el número de personas que murieron en algunos de esos lugares —como en lugares donde nosotros fuimos donde había muerto la tercera parte de los habitantes de aquel caserío—, sino lo increíble fue los que se salvaron. Se salvaron las dos terceras partes, y cómo se salvaron, en los árboles. Una vez que el agua rebasó y arrastró las casas, en un bosque allí se salvaron, las dos terceras partes de las familias se salvaron, en un bosque, en las ramas de los árboles.
Claro, las escenas de dolor y de sufrimiento que la gente vivió son inenarrables. Desde el punto de vista humano son una tragedia impresionante. Nosotros decimos que sobre las cosas que ocurrieron allí nadie podría inventar nada, las cosas que a cualquier persona de imaginación exaltada se le ocurriera inventar habrían ocurrido y aun cosas más graves. Allí se volvió cosa normal episodios que pertenecen a lo extraordinario, y aquello se volvió normal para la población.
Y por eso nosotros temíamos que el número de víctimas fuera muy alto, no obstante la evacuación, porque se hizo una gigantesca evacuación previa al ciclón, y se hizo, además, una enorme evacuación durante el ciclón. A pesar de eso creíamos que tenía que ser alto el número de víctimas. ¿Por qué? Porque hubo personas que de ninguna manera se les ocurrió pensar que estaban en peligro.
Siempre las evacuaciones se hacen, naturalmente, en aquellos puntos en que ha llegado el río otras veces, en los sitios próximos al mar, lugares bajos. Teníamos el antecedente de Santa Cruz del Sur, y, desde luego, las medidas que se tomaron fueron principalmente contra un ras de mar; en todas las zonas próximas al mar, en todos los barrios que eran más bajos, en todos los pueblos se realizaron las evacuaciones. Pero el peligro mayor vino precisamente de las inundaciones, que alcanzaron niveles nunca alcanzados antes. Es decir, vino un ras de mar, pero no del mar, sino desde la montaña, desde tierra adentro vino un ras de mar”.
Allí todo el mundo se ayudaba
“Así que el pueblo, cada ciudadano, cada hombre, dondequiera que pudo hacer algo lo hizo, como en todos estos casos que actuaron por iniciativa propia.
Y bueno: se puede decir que ese sentimiento de solidaridad humana alcanzó allí, bajo circunstancias como esas, los niveles más altos y más increíbles, y más inconcebibles. Si tan siquiera pudiéramos decir que la Revolución no hubiera hecho otra cosa que hacer un tipo de hombre como ese, como el que ha creado, y se ha creado en las condiciones de la Revolución, que haya desarrollado el sentimiento de solidaridad entre los hombres, entre los seres humanos que ha desarrollado, ya eso solo sería para justificar la Revolución. Porque allí es todo a la inversa, lo opuesto, la antítesis del egoísmo ese de la gente que quiere salvarse él, resolver él sus problemas. Allí todo el mundo se ayudaba, uno a otro, como si fuera su hijo, o su hermano, o su padre; y se vio el pueblo en una batalla contra la naturaleza. Y el ánimo y la serenidad, y el estoicismo de la gente, y aun los que perdieron todo, su espíritu, su firmeza, ¡eso era impresionante!”
Elaborar un plan concreto de trabajo
“En primer lugar, lo que estaba en el espíritu de todos, volcar los recursos de la nación sobre las regiones afectadas como era lógico y era justo. Entonces nosotros citamos allí a los compañeros Ministro del Transporte, Ministro de Obras Públicas, Ministro de Comercio Interior, Ministro de Salud Pública, Presidente del INRA, y varios dirigentes más, nos reunimos allí para elaborar un plan concreto de trabajo.
Entonces prácticamente esos compañeros se trasladaron a la provincia y estuvieron allí dedicados a la tarea, algunos incluso están todavía allí. Claro que lo primero era el rescate de las personas que estaban en peligro, con toda urgencia. Se me había olvidado el Instituto Hidráulico, al compañero Faustino; porque el Instituto Hidráulico tiene un papel muy importante en estas cuestiones.
Entonces, salvar las vidas que todavía estaban en peligro, asistir a la población inmediatamente. La segunda etapa: la ayuda a todas las personas afectadas que habían perdido todo y, al mismo tiempo, la reconstrucción de todas las comunicaciones, las vías férreas y la economía.
Se acordó, por ejemplo, una serie de medidas con respecto a los campesinos. En primer lugar, hacer el censo de todos los que habían perdido sus casas, darles determinadas cantidades de dinero para construir las casas, y facilitarles materiales: cemento, clavos, todos los materiales que pudiéramos reunir para ayudarlos a que construyeran sus casas y, además, darles una ayuda económica.
Se acordó darles gratuitamente ropa y zapatos a todos ellos; se acordó también abastecer de muebles a todos los que habían perdido sus muebles. Estábamos pensando qué procedimiento era, por fin hemos adoptado un procedimiento, se les van a entregar los muebles también. Se había pensando si entregarles dinero y establecer depósitos de muebles para que los compraran o entregarles los muebles; hemos decidido entregarles los muebles también.
Entonces de acuerdo con esa política, de asistencia a la población, tenemos otras medidas como por ejemplo anular, condonar todas las deudas de todos aquellos campesinos que hubiesen perdido sus cosechas con motivo del ciclón; es decir, cancelar las deudas pendientes con los bancos del Estado. Y, al mismo tiempo, facilitarles nuevos créditos para que, inmediatamente, se dedicaran al cultivo y a la reconstrucción de su economía.
Consecuente con esto se tomaron inmediatamente una serie de medidas adicionales, se disponía, por ejemplo, toda la papa en vista de la ausencia total de viandas en la provincia. Porque la provincia nos abastecía de viandas y todo eso; sobre todo de plátanos, había enormes platanales, había un plan de plátanos en desarrollo fantástico, cientos de caballerías de plátanos en producción, las barrieron las inundaciones del ciclón; se van a reconstruir, pero los plátanos los echó por tierra; de verdad que había una increíble cantidad de caballerías de tierra sembradas de plátanos.
Se acordó, por ejemplo, toda la papa concentrarla en esas zonas afectadas, la papa de que se disponía nacionalmente como vianda. Se dispuso, por ejemplo, que todas las fábricas de muebles de la república se dedicaran a construir muebles para las zonas afectadas; se dispuso los abastecimientos que se iban a enviar también allí, cómo se iban a distribuir los productos, los sacrificios que tendrían que hacer necesariamente las provincias occidentales para ayudar a las zonas orientales.
Entonces allí se les trazó la política a cada cual: el Ministerio de Obras Públicas tenía por tarea movilizar todos los recursos disponibles en la nación, equipos, materiales, sin sacrificar las obras fundamentales, fábricas, construcciones, movilizarlos hacia Oriente para restablecer inmediatamente las comunicaciones; primero abrir paso como fuera posible y después reconstruir las carreteras y reconstruir los puentes.
Al Ministerio de Transporte se le encargó la tarea de la reconstrucción de todas las vías férreas inmediatamente, para el transporte y para la zafra. Al Ministerio de Comercio Interior se le encargó la tarea de la distribución que se había acordado con el Partido, tanto de los artículos que aporta el Estado, como de los artículos que se están recibiendo; claro que en aquel momento no sabíamos qué íbamos a recibir, en aquel momento teníamos que disponer de lo que había. Esta situación empieza a aliviarse extraordinariamente con la ayuda que estamos recibiendo, la ayuda exterior que estamos recibiendo.
Entonces, se encomendó la tarea de cómo se iba a hacer el censo; el Partido va a hacer el censo, y va a hacer la distribución de todas aquellas cosas que van a entregárseles gratuitamente y de los recursos materiales y en dinero a las familias.
También al INRA se le asignó la tarea inmediatamente de reconstruir la parte agrícola, salvar todo lo que pudiera salvarse y empezar la reconstrucción inmediata de todo lo perdido, cómo restablecer y desarrollar todo aquello.
Se le asignó al Ministerio de Salud Pública, que tenía una función importantísima, porque tenía la función de prestarles asistencia médica a todas las personas evacuadas, a más de 100 000 personas evacuadas, vacunar a todas las familias de las zonas afectadas, y a los evacuados para evitar las epidemias, la movilización de las medicinas y de los médicos, algo que se hizo con tanto éxito, que realmente no se ha dado ni un solo caso hasta este momento, solo creo que había un caso sospechoso de tifus, ¡un solo caso!, y no comprobado; hasta este momento no hay ningún caso plenamente confirmado de infección. Se hizo un trabajo médico tremendo, había que hacer también un trabajo… Salieron todas las brigadas a quemar los animales muertos para evitar la propagación de epidemias. Había que combatir las epidemias por todos los medios porque la concentración de las personas, la debilidad de la gente, los días de debilitamiento físico, las aguas estancadas que van quedando después de las inundaciones, los animales muertos por todas partes, la fetidez; todo eso, pues uno de los peligros mayores eran las epidemias y había que combatir las epidemias. Y esa fue la tarea del Ministerio de Salud Pública.
Entonces, a cada uno de los organismos que tiene un frente de trabajo se le asignó su tarea. Los del Instituto Hidráulico empezaron inmediatamente a hacer toda una serie de análisis y observaciones relacionados con el fenómeno que había ocurrido allí. Y así se puso todo el mundo a trabajar inmediatamente”.
Aquí se demostró la pujanza, la fuerza de la Revolución
“Y podemos aprovechar esta sacudida de la naturaleza, para sacudirnos un poco la modorra también, ¿comprenden? Y vean ustedes qué sacudida ha sido para el país, qué movilización la del país, qué extraordinaria movilización la del país, y cómo está trabajando la gente.
Pero hay que ver que una revolución es una fuerza más poderosa que la naturaleza. El ciclón y los huracanes y todas esas cosas son una bobería comparado con lo que es una revolución. Una revolución tiene unas fuerzas muy superiores a los fenómenos y a los cataclismos naturales que hay. Una revolución es un cataclismo social; también es el pueblo desbordado una revolución, que lo inunda todo, lo invade todo y también es capaz de arrasar todo lo que se le ponga delante y todos los obstáculos que se le pongan delante. Eso es una revolución. Nosotros lo sabemos, estamos tranquilos. Hay quienes no lo saben y se asustan. Se asustan lo mismo de la revolución que de lo que le pueda pasar a la revolución cuando tiene un problema. Y están los enemigos de la revolución que s