Exiliados de países latinoamericanos con regímenes “socialistas” rechazaron este jueves en Miami el inicio de conversaciones migratorias entre los Estados Unidos y la dictadura cubana.
Representantes de organizaciones de Nicaragua y Venezuela se unieron a la Asamblea de la Resistencia Cubana (ARC) para denunciar lo que consideran “un paso de debilidad” de la Administración Biden ante La Habana.
El gobierno de los Estados Unidos y el régimen de Cuba se reunieron este jueves en Washington D.C. para discutir temas migratorios, en medio de un extraordinario éxodo de cubanos que ha traído a Estados Unidos a más de 73 000 personas en los últimos cinco meses.
“Estamos presentando nuestra queja por los acontecimientos que tienen lugar desde hoy. Consideramos las conversaciones un paso de debilidad de la Administración Biden”, declaró Luis Zúñiga, ex prisionero político y miembro de la ARC.
El ex coronel del ejército de EE. UU. Johnny López de la Cruz, presidente de los veteranos de la Brigada 2506, afirmó que “las acciones del régimen cubano enseñan claramente que utilizan la migración como un arma”.
“Ellos tienen la habilidad de abrir y cerrar el flujo de migrantes para servir a sus objetivos políticos y eso es lo que están haciendo ahora. Mientras tanto, el régimen continúa practicado una terrible represión contra el pueblo”.
No sería la primera vez que La Habana utiliza la emigración como una herramienta política. Así ocurrió durante la crisis de los balseros en 1994 para calmar las protestas conocidas como El Maleconazo, y durante la crisis del Mariel de 1980, cuando Fidel Castro incluso abrió las cárceles cubanas y envió a criminales convictos a Estados Unidos.
Según el veterano del desembarco anticastrista de Bahía de Cochinos, el objetivo del gobierno de la isla con estas maniobras es “conseguir concesiones unilaterales de EE. UU. para aliviar la terrible situación política y económica en Cuba”.
López de la Cruz opina que “premiar al régimen con concesiones en este momento es un error mayúsculo y los Estados Unidos no deben aceptar ese chantaje”.
Luis Zúñiga leyó un comunicado de la ARC, con el cual la coalición de organizaciones opositoras cubanas explica las razones de por qué “estas negociaciones en este momento están erradas”.
Denuncian al gobierno castrista como un “violador de derechos humanos que ha cometido y comete crímenes de lesa humanidad. El intercambio a nivel de negociaciones de este tipo a menos de un año de la rebelión popular del 11 de julio en Cuba con la consecuente serie de juicios y condenas masivas a los manifestantes constituye un verdadero regalo a una dictadura a la que se le debe castigar por su opresión al pueblo cubano”.
Además, sentarse a la mesa con representantes de La Habana envía, según la ARC, “un mensaje de debilidad y no de apoyo al pueblo cubano, en momentos en que la lucha por la libertad se incrementa progresivamente en el país”.