El actual año fiscal registra cifras récord —para los últimos cinco años—, en la cantidad de familias cubanas que arribaron a Estados Unidos. Entre octubre de 2023 y julio de 2024 llegaron a ese país 65 867 personas procedentes de la isla, acompañadas de sus familiares, según cifras de la oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés).
Para Elaine Acosta, investigadora cubana de la Universidad Internacional de Florida (FIU), la mayor participación de las mujeres refleja la profundidad de la crisis sistémica que atraviesa la sociedad cubana, una crisis que afecta los aspectos más básicos de la vida.
«Pese a la peligrosidad de las rutas y la irregularidad de los recorridos actuales, hemos observado una participación igual o mayor de mujeres y familias en el proceso migratorio», apunta la experta en envejecimiento, cuidados y derechos.
La crisis sistémica o «policrisis» de Cuba, como la definió Acosta en un encuentro en la Universidad Internacional de la Florida, incluye el deterioro de los niveles de bienestar, el empobrecimiento generalizado y la falta de perspectivas de futuro, especialmente para los jóvenes y las familias.
Estudios realizados por el proyecto New Migration Waves from Latin America, liderado por Acosta, identificaron que las expectativas de estudio y trabajo de las mujeres más jóvenes no son posibles de realizar en la Isla y por eso deciden buscar otros destinos.
El fenómeno migratorio cubano actual, descrito por Acosta como un «tsunami», está dejando huellas profundas tanto en las vidas de quienes parten como en las de quienes permanecen en la isla. Como consecuencia, las personas mayores, a menudo dependientes del apoyo familiar, quedan desatendidas en condiciones precarias. Ello influye en el envejecimiento acelerado de la población cubana, en tanto la pérdida de la fuerza laboral agrava aún más los desafíos qu