Fotos: Alexis del Toro
Cuando a Luisito le llegó la hora de cumplir con el servicio militar activo, sus padres hicieron lo posible por impedirlo, alegando padecimientos y dificultades. A diferencia de ellos, otros como los padres de Julio, alentaron a su hijo para que viviera esta experiencia, pues apuntaban a que ganaría en muchos aspectos para la vida.
No es menos cierto que la vida militar es mucho más exigente, ordenada y estricta en el sentido de la disciplina y responsabilidad que la caracteriza, algo que muchas veces crea una imagen de rigidez y autoridad, que impresiona a los jóvenes, acostumbrados a estilos más flexibles.
Tanto es así que algunos muchachos llegan a manifestar desde edades tempranas que no irán al servicio militar y se aferran a la idea al punto de presionar a la familia para que busque las maneras de ayudarlo a evadir esta etapa, sin conocer realmente sus oportunidades.
Existen leyes que amparan este proceso, que va desde la inscripción en el registro militar hasta el licenciamiento y preparación como reservistas, como expresa la Ley 75 de la Defensa Nacional, cuyo artículo 64 establece que el servicio militar constituye una de las principales vías que permite a los ciudadanos cubanos de ambos sexos cumplir con el honroso deber de servir con las armas a la Patria; en tanto el Decreto Ley 224 regula la organización del Servicio militar activo y de la reserva y las normas para su registro militar, incorporación, prestación y licenciamiento, así como las obligaciones de los órganos y organismos estatales, las entidades económicas e instituciones sociales y los ciudadanos.
Es decir, estamos hablando de un proceso legislado, con normas y términos que amparan su desarrollo, el cual tiene un carácter esencialmente patriótico, pues se trata del sagrado deber de prepararse para la defensa de la Patria, como también lo establece la Constitución.
Para no hacer conjeturas que parcialicen criterios sobre este tema, ¡ahora! se adentró en días recientes en el centro de preparación militar ubicado en la localidad de Purnio, donde se reciben a los jóvenes que, una vez reclutados por el Comité Militar, pasan a este lugar a cumplir con lo que comúnmente se conoce como previa, antes de partir a las unidades donde prestarán su servicio militar.
En el centro de Preparación
A la vista asoman varias naves que cumplen diferentes funciones: dormitorios, aulas, comedor, cátedras, áreas para el deporte y la recreación, todos debidamente ordenados, al igual que los espacios verdes, limpios y organizados. Algunos soldados cumplen tareas en el acondicionamiento de locales, mientras que otros realizan labores de chapea en las áreas verdes.
Yurilexi Almaguer Batista, jefe del Centro de Preparación militar básico .
El mayor Yurilexi Almaguer Batista, jefe del Centro de Preparación militar básico de los nuevos soldados, explica que los jóvenes permanecen allí por espacio de cinco semanas.
Durante los primeros siete días, que llaman de reclutamiento, se abastecen con un módulo de avituallamiento, que comprende dos sábanas con sus fundas para almohada, dos uniformes de campaña y de faena (short y camisa de mangas cortas para trabajo y deporte), calzado, gorras, cinto, medias, ropa interior, módulo de aseo que incluye cepillo y pasta dental, jabón, papel sanitario…entre otros artículos.
“Además recepcionamos todo