Este producto periodístico forma parte de la cobertura especial Nuevos actores económicos y desarrollo local en Cuba (2023-2025). #DesarrolloLocalParaCrecer |
BAYAMO, Cuba – Con el primer horno ecológico de tiro invertido en Cuba, el proyecto de desarrollo local Pokarce es la única minindustria privada de la oriental provincia de Granma que fabrica materiales de cerámica roja para construcción, que son muy demandados ante la carencia de cemento en el país.
“Quisimos rescatar las producciones de cerámica roja que se habían perdido en la provincia, sobre todo la rasilla (ladrillo delgado, plano y hueco), porque lo que más golpea hoy en la construcción es la impermeabilización (de los techos), ya que la manta debe importarse”, dijo la directora de Pokarce, Karina Milanés, a IPS en Bayamo, la capital provincial, a unos 740 kilómetros de La Habana.
Ingeniera geóloga de formación, Milanés, de 39 años, es la única mujer en este emprendimiento con 12 trabajadores, entre quienes se incluye su esposo Yunier Porto, de 40 años, un ingeniero eléctrico.
El problema de la vivienda en la provincia de Granma está crítico, hay demasiadas personas vulnerables, con techos que se mojan, pisos de tierra, que todavía usan letrinas fuera de la casa”
Yurisbel Ramírez
“Hicimos este negocio porque teníamos conocimientos de la materia, y el tema de la cerámica es súper complicado y no creo que muchas personas tengan paciencia para ello”, afirmó Porto a IPS.
La pareja, con 14 años de matrimonio y dos hijas, laboró hasta 2021, cuando se oficializó el proyecto, en la estatal Empresa de Materiales de Construcción de Granma. Milanés atendía la explotación en las canteras de la provincia y Porto, las inversiones de la entidad.
Entre ladrillos de gran formato, bloques ligeros de cuatro huecos y rasillas, Pokarce produce unas 20 000 unidades mensuales de barro cocido, cifra que oscila dependiendo de la disponibilidad del fluido eléctrico en la zona, afectada por largos apagones.
Elaborados a partir de la arcilla, un recurso endógeno y de gran calidad en la provincia, sus producciones se destinan, en parte, a la construcción de viviendas sociales subsidiadas por el gobierno.
De acuerdo a Porto, si bien había una cultura en el este cubano de utilizar la cerámica roja para las actividades constructivas, esta fue desapareciendo porque “la gente se casó un poco con el bloque de hormigón”.
Sin embargo, ante la baja producción de cemento en el país –necesario, junto a los áridos, para la fabricación de bloques de hormigón–, y las medidas del Estado para sustituir esa manufactura, desde 2020 se ha ido rescatando la cerámica roja en el territorio como forma de resiliencia.
Según la Oficina Nacional de Estadística e Información (Onei), en 2023 se produjeron en esta nación insular caribeña 520 millones de toneladas de cemento gris, solo 39 % de la producción de 2019.
Asimismo, los materiales de la construcción fabricados con soluciones locales, como los de Pokarce, representan hoy menos de 0,5 % del total.
Soluciones locales y artesanales
Cuando en 2019 cerró por falta de combustible la fábrica estatal en Bayamo, parte del antiguo centro laboral de Milanés y Porto–, donde se producía toda la cerámica roja de la región oriental, la pareja