Por Yasser Yánez García
En el centro histórico de la ciudad de Panamá, donde los callejones estrechos y las paredes coloridas del barrio de San Felipe guardan historias de lucha, superación y estigma social; un espacio brilla con luz propia.
Los tenues rayos del sol que se asoman luego de la llovizna de un sábado por la tarde iluminan un modesto edificio blanco que se alza entre la calle, que parece imitar una moneda. Por las mañanas, lo rodean autos y, por las noches, este edificio se vuelve el escenario de vendedores ambulantes de hot dogs o carne en palito y de largas filas de personas que buscan pasar una noche de diversión en alguna de las tantas discotecas cerca de ahí.
A pesar de lo resbaloso del piso por el agua acumulada, una pequeña niña emocionada corre y sube hacia lo más alto del edificio donde la espera una clase de danza.
En muchos barrios del país, la vida cotidiana es una lucha constante entre la falta de oportunidades y el deseo de romper círculos viciosos. Según datos del Ministerio Público, el 2023 fue uno de los más violentos en los últimos diez años: 556 personas fueron asesinadas, un crecimiento del 10 % respecto al año anterior.
En este contexto, la Fundación Espacio Creativo (FEC) se ha transformado en un refugio de esperanza y un trampolín para aquellos niños que podrían haberse perdido en las estadísticas de la pobreza y la violencia.
En una inmensa sala de ensayo, los más de 40 niños que fueron sin importar la lluvia pasan por grupos practicando unos cuantos pasos de coreografía con una concentración palpable. Mientras unos demuestran lo que recién han aprendido, otros esperan desesperados sentados su turno para también bailar.
La música, un ritmo delicado pero insistente, llena el espacio, pero más allá de la precisión, lo que realmente destaca es el compromiso de los pequeños bailarines.
Al terminar cada grupo, se oyen los aplausos de los presentes como motivación al esfuerzo de los muy probablemente futuros artistas.
“¡Ahora todos!”, grita Jonathan, uno de los instructores y con gran energía desde los laterales se levantan los niños y corren a ubicarse en el centro del salón. Los de la tribuna, queriendo también destacar, intentan s