“Osvaldo Seijas S[á]enz awo Orumila Oggunda Ka y todos los perfiles tuyos HOY EMPIEZO Y TERMINO CONTIGO. BASTA YA!!! has creado un personaje y todo el mundo te lo ha creído. Te has pintado como la víctima porque la gente solo ha tenido tu versión de la historia. (…) te he dejado correr, pero todo tiene un límite. Primero, no me fui contigo después de que me compraste un pasaje, porque decidí hacer mi familia con personas de bien y libres de todo lo que representas”.
No pudo más. Ary La Nena no pudo más y estalló en Facebook el 1 de julio pasado.
“Esta publicación es acerca del hombre que tras tanto desear un hijo, lo dejó atrás antes de que naciera (…), es acerca del hombre que el día que di a luz a mi hija, me amenazó con abrirme con un cuchillo; (…) que me dijo que me metiera a mi hija por donde mismo me la sacaron. Hablo del hombre que no se ha cansado de amenazarme con quitarme a mi hija (que él nunca ha visto). Hablo del hombre que usa a sus ahijados y su familia de religión para amenazarme, intimidarme y acosarme porque no está de acuerdo con la vida que elegí para mí”.
Un amor de tres. De cuatro si contamos a la pequeña Kathy, de 15 meses, que cría junto a Cosi y Alma, sus parejas. Incluso de cinco, si tenemos presente a la segunda bebé que espera. Esa es la vida que Ary eligió para ella hace cinco años. La vida por la que Osvaldo no ha parado de amenazarla y de humillarla en mensajes y publicaciones de Facebook.
“Que me va a quitar a la niña, y de tortillera palante todo lo que se le ocurra me dice desde que se enteró que vivo con un hombre y una mujer, como si con eso me ofendiera”. Arysa Durán Hernández, Ary La Nena en redes, lo explica con la soltura y el entusiasmo de una principiante en temas del amor: Alma y Cosi, sus parejas ‒así les llama‒, están casados desde hace once años. A los cinco de estar juntos decidieron “probar algo nuevo”, ampliar su relación, acoger a una tercera persona con quien compartir y expandir su sexoafectividad. Ella fue la indicada. Cosi y ella habían sido novios cuando ella tenía 15 años, y en la búsqueda de una tercera persona, probando y probando, la eligieron a ella.
“Conmigo fue con la que más química hubo. Al principio la cosa empezó como una locura, una descarga, y mira por dónde va… Estoy embarazada de 18 semanas”.
Su tono, al contarlo, se asemeja al de alguien que se siente dichoso, desbordado de una bendición con la que no contaba.
Ary está muy lejos de idealizar las relaciones no monógamas y poliamorosas. No niega los altibajos y desafíos de la suya, pero no cambia por nada la experiencia de conocer a dos personas, querer a dos personas, establecerse con ellas, sin esa idea culposa de estar traicionando o siéndole infiel a alguna de las dos. Fue, de hecho, en uno de esos momentos retadores de la relación, que ella terminó con Cosi y Alma, y se enredó con Osvaldo.
Las cosas se dieron más o menos así: después de un tiempo de no conseguirlo y de imaginar que era infértil, Ary quedó embarazada de Cosi una primera vez. Lo había deseado tanto, que nunca creyó que del júbilo pasaran inmediatamente a la angustia. Aunque ninguno de los tres se escondía, en aquel momento de su relación ‒abril de 2022‒solo estaban enteradas algunas amistades cercanas. Con sus madres no sabían cómo hacer, cómo decirles. ¿Qué iban a pensar? Hasta ese instante ellas los consideraban muy buenos amigos. Inseparables. Nada más.
―No sé tú, pero yo a mi mamá no le pienso contar ‒se apresuró Alma‒. Si yo le digo, le da un infarto.
Luego de sopesarlo, determinaron que no estaban listos para afrontar la verdad y todo lo que les vendría encima.
No fue esta decisión de Alma la que más le dolió a Ary. Que Alma no quisiera decirle a su madre era entendible. A fin de cuentas, ella tampoco tenía claro qué explicarle a la suya. Lo que no imaginaba era que Cosi zanjara la situación diciendo que como Alma no le iba a decir a su madre, ella viera entonces qué iba a decir y qué iba a hacer.
Ary recogió sus cosas y se fue de vuelta a su casa. Eso fue lo que hizo. Durante varios meses no volvería a saber de ellos. Una vez en su casa pensó con detenimiento en su situación: sin trabajo, embarazada, sola, sin poderle decir a nadie quién era el padre del bebé que pronto empezaría a crecer y a notarse. Decidió entonces que lo mejor era no tenerlo. Contra la voluntad de Yemayá, revelada en su itá cuando su coronación, pero con el consentimiento de su padrino, Ary lo preparó todo en secreto y se interrumpió el embarazo.
Fue en ese punto que reconectó con Osvaldo, un compañero de secundaria, de su mismo barrio, Luyanó, en La Habana. Osvaldo le aseguró que había terminado con su mujer hacía tres meses. Ary, por su parte, le dijo que ella también se había dejado del “novio con el que estaba”. Ninguno de los dos vio inconveniente en comenzar a salir e intentar algo. ¿Qué más daba? Afligida como ella aún estaba con tantos duelos ‒la pérdida de su relación con Cosi y Alma, de su barriga‒, no le vendría mal una nueva oportunidad. ¿Qué podría pasar?
Con Osvaldo todo fue bien al principio. Luego aparecieron los comportamientos extraños. No se despegaba del celular y le pedía a Ary que no lo molestara con eso, que estaba “currando”. Le avisaba a última hora de algún trabajo que le había aparecido y se le perdía largas jornadas. Más tarde ella descubrió que él aún hablaba con su mujer, quien andaba por Italia. Ary supuso que en algún momento volvió y esos días que él se desaparecía estaba con ella.
“A él yo siempre le dije que lo que me importaba era salir embarazada, que ya yo quería un hijo. Y también le avisé que no me iba a cuidar. Si quería, que se cuidara él… A fin de cuentas, él tampoco tenía hijos, porque su mujer estaba casada con un italiano y ya tenía tres; ella no podía darle uno”.
Ary lo consiguió en un momento cuando no quedaba claro en qué plan estaba con Osvaldo, luego de imaginar que él había vuelto a contactar con su exmujer. En septiembre de 2022, al comprobar que había quedado embarazada y comunicárselo, también le dijo que le daba igual lo que él fuera a hacer, que esa barriga la iba a tener sí o sí, con él o sin él.
Dice Ary que la contentura de Osvaldo fue inmediata, pero que muy pronto fue reemplazada por la que le provocó otra noticia. En ese tiempo el padre le dijo que le iba a pagar la travesía desde Nicaragua hasta los Estados Unidos. Y no hubo nada entonces, ni siquiera la noticia de que sería papá, que pudiera retenerlo mucho más en Cuba.
Cuando ya tenía pasaje, trazó un plan que hizo que Ary se convenciera de que él la quería realmente y deseaba una vida a su lado. Puso en venta la casa. Con el dinero se irían los dos juntos antes de que la gestación de la criatura avanzara, pero no dio tiempo. El 27 de octubre de 2022, al mes siguiente de saber que Ary esperaba un hijo suyo, voló de La Habana a Nicaragua a iniciar lo que jocosamente, sin serlo, ha sido bautizado como “irse por los volcanes nicaragüenses”. Antes, le dejó un poder a la hermana para que vendiera la casa. Con ese dinero, ella y Ary emprenderían más tarde la travesía.
Osvaldo llegó a Estados Unidos en diciembre de 2022. A partir de entonces toda la comunicación con Ary tuvo que ser por videollamada. Así se lo exigía él. Quería saber dónde estaba, con quién y haciendo qué. Si ella se negaba, él montaba en cólera. En par de ocasiones le advirtió por audios que procurara que la niña fuera de él, porque si ella no quería hacer videollamadas era porque estaba en algo. En aquel momento, Ary ni siquiera había vuelto a ver a Alma y a Cosi.
La hermana de Osvaldo, en su afán de irse lo más pronto posible, vendió la propiedad en su poder muy por debajo de lo que valía. El dinero resultante no alcanzaba para pagar el recorrido completo de ambas. Apenas daba para los dos pasajes a Nicaragua. El plan entonces era que ellas se fueran juntas hasta el país centroamericano y, una vez allí, Osvaldo enviaría dinero poco a poco para que completaran el trayecto.
Él mismo sacó los pasajes para el 18 de enero de 2023. Para esa fecha Ary tendría cuatro meses de embarazo y todavía podría subir al avión. Por mucho que se demoraran, tenía un amplio margen de tiempo. Si todo salía bien, la fecha límite para volar embarazada la alcanzaría ya en Estados Unidos. No había nada de qué preocuparse. Pero semanas antes de volar a Nicaragua, el anuncio de una “medida de seguridad” del gobierno estadounidense levantó en Ary nuevos miedos e incertidumbres.
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“No vengan a la frontera, quédense donde están”, advirtió Joe Biden, presidente de los Estados Unidos, en una alocución desde la Casa Blanca el 5 de enero de 2023. “Postúlense legalmente desde allí, porque de otra manera no van a ser elegibles para este programa”.
La ampliación del programa de “parole humanitario” para cubanos, nicaragüenses y haitianos, que ya era aplicado a venezolanos, beneficiaría a unos 30 mil nacionales de esos países por mes, otorgándoles visa y autorización para trabajar. Tenía el objetivo de aliviar la situación en la frontera sur del país.
De acuerdo con un informe de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA), casi 425 mil migrantes solo de Cuba llegaron a territorio estadounidense en los años fiscales 2022 y 2023. La mayoría, luego de una travesía por Centroamérica que comienza en Nicaragua, país de libre visado para cubanos desde finales de 2021. La apertura de un puente aéreo hacia Nicaragua, precisa el informe, había permitido a los cubanos evitar las peligrosas rutas marítimas o la dura travesía por el Tapón del Darién en Panamá.
Los requisitos para participar en la ampliación del programa de parole humanitario incluían que los aspirantes tuvieran un patrocinador en Estados Unidos, pasaran un chequeo de seguridad y cumplieran ciertos requerimientos de salud pública. Tras el anuncio de esta medida, los migrantes provenientes de los países beneficiarios que intentaran entrar por la frontera de manera irregular serían expulsados.
En ese momento a Ary y la hermana de Osvaldo les quedaban alrededor de tres semanas para viajar a Nicaragua. Ary se preocupó; ya no era solo llegar a México y cruzar. Osvaldo le aseguró que una vez en ese país, su padre les pondría a ambas el parole y, si no le alcanzaba para ambas, se lo pondría primero a ella, lo cual le pareció poco creíble. A fin de cuentas, ella no era “ariente ni pariente” de ese señor. Si lograba completar la travesía hasta tierras mexicanas, ¿cómo iba a mantenerse allí? ¿Con qué dinero?
―Tú no tienes que preocuparte por nada de eso ‒le dijo Osvaldo‒. Si mi papá no te puede sacar y te llegan los siete meses en México, pares en México y ya.
―Pero, Osvaldo, ¿tú estás loco? En México no conozco a nadie, no conozco las leyes. Osvaldo, yo no puedo correr ese riesgo.
Tú procura irte, fue lo que le dijo él.
Ary temió irse embarazada y quedarse en el camino. El 18 de enero de 2023, cuando le tocaba viajar, ni se asomó por el aeropuerto. La hermana de Osvaldo se montó en el avión y se fue de todos modos.
“Cuando él se enteró, te imaginarás cómo se puso y todo lo que me escribió. Lo más chiquito que me dijo fue: ‘Ahora sí yo terminé contigo. Lo que iba a hacer por ti ya lo hice. Ahora mira a ver cómo te las vas a arreglar tú que estás sin trabajo, sin nada’”.
Ary pensó que había sido suficiente, que había dejado claro que no se arriesgaría. Osvaldo cerró la discusión advirtiéndole que viera cómo iba a sacar la barriga adelante, porque con él ya no podría contar para más nada.
―Pues cuenta con nosotros. Nosotros no te vamos a dejar sola ‒le dijo Alma tras saber de su embarazo y visitarla‒. Aunque no estemos juntos, no queremos que pases la barriga sola. Esto es algo que tú has deseado mucho.
A partir de ese momento los tres empezaron a reconciliarse y a verse más seguido; al principio, solo como amigos. Ary todavía estaba algo dolida, sobre todo con Cosi: “Yo sabía que él también quería tener un hijo, pero al no tener ese valor de decirle a Alma ‘tú no te vas a sentar con tu mamá a contarle, pero yo sí me voy a sentar con la mamá de ella’, me molesté tanto, pero tanto…”.
Por esa fecha, febrero de 2023, Osvaldo reapareció pidiéndole perdón a Ary. Desde la distancia quería hacer las cosas bien, por su hija, su “primera bebé”. A ella no le pareció mal. En resumidas cuentas, era el padre de su hija. No iba a quitarle su derecho. “El derecho lo fue perdiendo él solo a medida que pasó el tiempo”, comenta Ary.
En un inicio Osvaldo se interesó por las necesidades de ella y de la bebé, por la canastilla. Desde Estados Unidos costeó la reparación del cuarto donde Ary recibiría a la niña. Envió unos primeros cien dólares, y, cuando fue a hacer un segundo envío, Ary le pidió que no lo hiciera a través del contacto de remesas que había utilizado antes. Ese contacto le daba directamente el cambio en moneda nacional y a ella le convenía más recibirlo en una tarjeta en divisas (MLC); así usaba una parte y el resto lo podía vender más adelante jugando con su valor en el mercado informal.
Ello le ganó insultos de todo tipo de parte de Osvaldo. ¿Quién se creía ella para decirle cómo debía enviar el dinero?; él le mandaba el dinero como le diera la gana, ella estaba comiendo y llenando esa barriga gracias a él. Le tenía que agradecer, ya que ella no tenía nada que exigir luego de haber decidido no irse. Incluso le sugirió que rezara para que a él no se le quitara el “ataque de padre” que tenía, porque ella sola no tendría cómo criar a esa niña.
Fue tanto el disgusto que a Ary la barriga se le puso muy dura y se asustó. Estuvo así durante cuatro horas. Su madre le explicó que eso era una contracción, pero Ary no quiso contarle que había discutido con Osvaldo. Para la familia, con Osvaldo todo estaba bien. La única que sabía la verdad era Alma.
Desde que Kathy, la niña, comenzó a moverse en su vientre, Ary detectó los horarios en que más lo hacía: cuando ella se acostaba, cuando comía, cuando le hablaba. Pero luego de aquella contracción notó que la bebé dejó de moverse durante dos días. “Yo la tocaba, le hablaba y no se movía. Lloré muchísimo. Aquello me deprimió tanto… Yo dije: ‘no puedo creer que a mí esta bebé se me vaya a morir; no puedo permitir que este tipo me haga perder lo que más yo quiero’”.
Temía le sucediera como a una amiga suya que, ya con seis meses de gestación, como ella en ese momento, acudió al médico por un sangramiento y el bebé estaba muerto. Ary, en cambio, corrió con mejor suerte. Los médicos le garantizaron que su niña estaba bien, pero el susto que pasó, dice, no se le va a olvidar en la vida. Fue entonces cuando decidió que no valía la pena continuar comunicándose con Osvaldo. Con él cualquier cosa, la más mínima, podía ser un motivo de discordia. Si a él como padre y, a sabiendas de que tenía una mujer embarazada, no le interesaba evitar los disgustos y las alteraciones, lo mejor era disminuir el contacto con él.
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Que hacía tríos. Que hacía “tortillas”. Que estaba acabando. Eso le escribieron sobre Ary a Osvaldo desde un perfil de Facebook cuando a él, de la nada, le dio por subir una foto de ella. En la publicación, Osvaldo ensalzaba a Ary como mujer, como la madre de su hija, la que había escogido para que lo hiciera padre. A ella le pareció raro. Además de que ya casi no tenían contacto, durante el tiempo que estuvieron él evitaba subir fotos comprometedoras a las redes con la excusa de que era reciente la separación con su mujer, que habían estado 8 años y que todas sus amistades y contactos la conocían.
El caso es que luego de eso, alguien, desde un perfil cuya identidad Ary todavía desconoce, le preguntó a Osvaldo si estaba enterado de lo que hacía esa que él mostraba con tanto orgullo, a quien le otorgaba tanto reconocimiento.
―Pero yo sé que eso es mentira porque yo a ti te conozco de hace una pila de años y sé que tú no caes en eso ‒le dijo.
Ary ni afirmó ni desmintió. Se quedó callada y, más tarde, sospechó que la persona tras ese perfil continuaba escribiéndole y contándole cosas a Osvaldo que ya él no le compartía. Le dijo que tenía a “una gente” averiguando por ella en Luyanó porque no quería que su hija naciera “con intriga alrededor”.
Lo que le contaron exactamente a Osvaldo, Ary no lo sabe. Mínimo debieron confirmarle que los rumores eran ciertos. Más de uno sabía de su relación con Alma y Cosi pues los veían juntos para arriba y para abajo. No había que verlos besándose o teniendo sexo para saber lo que ahí pasaba. “Matemática de bodega”, dice Ary. No obstante, aclara que ellos volvieron a establecerse como relación ya después que Kathy nació.
“Durante la barriga era un ‘plan amigos’. Ellos dormían en mi ca