La promesa de la canciller mexicana Alicia Bárcena de movilizar diariamente a 1 400 migrantes con citas confirmadas en CBP One hasta hoy es solo eso, una promesa. En la reunión con 25 oficinas de la ONU en México, la funcionaria explicó que desde el 23 de agosto de 2024 se puede acceder al programa en el sureste del país. Unos días después, el Gobierno de México anunció la apertura de un corredor de movilidad segura para trasladar a migrantes. Pero la nueva política ha despertado más dudas que certezas.
En teoría, la medida parece diseñada para facilitar el tránsito desde Tapachula (Chiapas) y Villahermosa (Tabasco) hacia los cruces fronterizos en los que tienen lugar las entrevistas programadas mediante la aplicación. El plan incluye el uso de autobuses y la provisión de alimentos durante el viaje, lo que aparenta ser un esfuerzo por garantizar un tránsito más seguro y ordenado. Aquí puedes conocer los detalles de la nueva política.
A pesar del anuncio, la implementación ha sido lenta y caótica, según varias denuncias en redes sociales y medios locales. Los reportes revelan que muchos migrantes siguen varados en Tapachula sin acceso a transporte o a los permisos necesarios. La falta de claridad y ejecución efectiva pone en duda si el corredor es una solución o si forma parte de una estrategia más amplia para contener a los migrantes en la frontera sur de México y evitar que lleguen en masa a la frontera norte.
Burocracia y falta de permisos: ¿una trampa para los migrantes?
Uno de los principales obstáculos que enfrentan los migrantes es la falta de coordinación y la burocracia. Aunque el Instituto Nacional de Migración (INM) mexicano prometió otorgar la Forma Migratoria Múltiple (FMM) para que los solicitantes de asilo pudieran transitar de forma legal hacia el norte, muchos aún no han recibido el documento. Sin la autorización, no pueden viajar en autobús ni en avión y corren el riesgo de quedar atrapados en ciudades fronterizas del sur con entornos muy precarios.
Por ejemplo, en la frontera chiapaneca hay reportes de albergues saturados. Así lo confirmaron coordinadores de refugios y organizaciones civiles, quienes señalaron que, a pesar de la ampliación de los estados en los que se puede usar CBP One, el número diario de citas disponibles no ha aumentado. El proceso para obtener una cita sigue siendo aleatorio, lo que puede ocasionar que los solicitantes tengan que esperar durante períodos prolongados.
Las oficinas de Regularización Migratoria en la región, además, no ofrecen respuestas concretas, lo que aumenta la frustración de los migrantes que temen perder sus citas con las autoridades estadounidenses. Es por eso que algunos activistas aseguran que el retraso burocrático se ha convertido en una trampa que detiene el flujo migratorio y deja a los grupos en un limbo, sin poder avanzar ni retroceder.
¿Ayuda genuina o medida disuasoria?
Aunque la implementación del corredor de movilidad segura parece ser una iniciativa humanitaria, muchos activistas y organizaciones de derechos humanos ven con recelo la medida.
Irineo Mujica, líder de la organización Pueblos Sin Fronteras, argumenta que el programa es más una estrategia de disuasión que una ayuda genuina. Según declaraciones de Mujica para 14 y Medio, el Gobierno busca desanimar a los migrantes de avanzar hacia la frontera norte al imponerles largos y agotadores trayectos en autobuses, que podrían durar más de 30 horas.
Durante el último año, muchos migrantes han optado por esperar sus citas de asilo en Ciudad de México debido a las mayores oportunidades laborales y a la seguridad que ofrece, en comparación con las áreas controladas por el narcotráfico cerca de la frontera con Estados Unidos. Sin embargo, el incremento de migrantes ha generado una sobrepoblación, lo q