La Habana, 5 sep.- De un día para otro, cientos de personas de la comunidad rural de Las Mangas, ubicada en provincia de Granma, en el este de Cuba, comprendieron algo que ya sospechaban: que el agua que habían bebido durante décadas no era precisamente cristalina, sino más bien “saladita”, como dicen.
Sin duda fue un cambio positivo, gracias a la entrada en operación de una planta desalinizadora en agosto, un lustro después de haber empezado su construcción en 2019, y por la que la Delegación Provincial de Recursos Hidráulicos de Granma invirtió el equivalente a 61 000 dólares.
“Hicimos una prueba y el agua proveniente de la planta se congela transparente, mientras que la de la calle se congela blanca, por las impurezas. Ahora, con la planta, la gente está contenta”, afirmó a IPS el representante de la comunidad, Rodolfo Echavarría, de 55 años.
Las Mangas es parte del municipio de Bayamo, la capital provincial, a unos 740 kilómetros al este de La Habana. Tiene redes hidráulicas que conducen el agua desde un pozo hasta las acometidas en las viviendas.
Sin embargo, la fuente acuífera contiene un índice de salinidad que supera un gramo de sales solubles por litro de agua, el límite permitido para el consumo humano por las autoridades sanitarias del país.
“Es un gran beneficio la desalinizadora, una maravilla. Si algo tan necesario como el agua, no es bueno, imagínate los daños que ocasiona a la salud”: Óscar Fajardo.
“A la salida de este pozo salobre, se construyó la desalinizadora y sirve como un punto de fácil acceso (a donde las personas pueden ir con recipientes a abastecerse del líquido procesado)”, explicó Yasser Vázquez, subdelegado adjunto de la Delegación de Recursos Hidráulicos en Granma, en un diálogo con IPS en Bayamo.
La nueva instalación, tercera de su tipo en la provincia, procesa 2000 litros de agua diarios y beneficia, según el cálculo de los proyectistas, a 1197 habitantes, aunque Echavarría opinó que en realidad son casi 2000 las personas beneficiadas, pues también vienen de los pueblos El Chungo, La Bayamesa o Santa María, todos a más de tres kilómetros de Las Mangas.
El sistema de purificación de la planta utiliza el método de ósmosis inversa, uno de los más extendidos internacionalmente. Existen otros como los de destilación, congelación, formación de hidratos, evaporación relámpago o electrodiálisis.
El procesamiento por ósmosis inversa consiste en aplicar presión sobre agua salada y hacer que esta fluya por una membrana semipermeable cuya función es permitir el paso del disolvente (el agua), pero no el soluto (las sales disueltas).
En esencia, el agua de una solución salina presurizada se separa de las sales disueltas al recorrer dicha membrana y luego pasa por otras tandas de filtración e inyección de sustancias químicas, hasta alcanzar los estándares requeridos de potabilidad.
Un residente de la localidad, Yoel González, de 52 años, es el operador de la planta y el encargado de darle mantenimiento. Para ello recibió un curso de capacitación.
“Hay que conocer el funcionamiento, porque hay cosas que se pueden tupir, como ha pasado. He vivido toda mi vida en Las Mangas y lo mejor que ha sucedido aquí es esto (la instalación de la desalinizadora). El agua siempre ha sido difícil. Tomábamos esa agua salobre, y se le sentía el ácido y la sal”, dijo a IPS.
Un cambio de aires, o mejor, de aguas
En este pueblo situado a ocho kilómetros de la ciudad de Bayamo, entre las 6:00 de la mañana y las 6:00 de la tarde, cuando abren las instalaciones de la desalinizadora, las personas van al lugar y llenan recipientes de d