MADRID, España.- En el Paseo del Prado, en el corazón de La Habana, un grupo de jóvenes encuentra en el skateboarding no solo una forma de entretenimiento, sino un estilo de vida que les proporciona libertad, adrenalina y un sentido de comunidad. A pesar de los desafíos que enfrentan, como la escasez de equipos y las limitaciones de espacios adecuados para practicar, los skaters habaneros han logrado formar una subcultura que resiste. Para entender mejor cómo es el mundo del skate en La Habana, conversamos con tres jóvenes skaters: Daniel Abreu Rodríguez, Joan y Jairo Francisco Martínez, quienes compartieron sus experiencias, retos y lo que significa patinar en la capital cubana.
Los espacios para patinar en La Habana
Uno de los aspectos cruciales para los skaters es encontrar lugares donde puedan practicar libremente. Según Daniel Abreu Rodríguez, de 16 años, aunque existen varios puntos en la ciudad para patinar, cada uno tiene sus ventajas y desventajas. “Aquí en Prado, en La Piragua y en Acapulco son los mejores lugares para patinar ahora mismo”, comenta Daniel. Prado, el icónico paseo del centro de La Habana, es hace tiempo un punto de encuentro para los skaters debido a su espacio abierto y céntrico. “Ciudad Libertad está muy bueno, pero la distancia es demasiada. Hay que levantarse muy temprano para coger un transporte”, añade, refiriéndose a un skatepark improvisado en Marianao.
Por su parte, Joan, de 17 años, señala que La Habana aún necesita más espacios adecuados. Aunque existen lugares como el skatepark en Plaza de la Revolución, este joven skater desearía “un lugar donde vendan tablas baratas y un buen skatepark”. Las infraestructuras actuales, en su mayoría, son el resultado de la improvisación y la voluntad de los propios skaters de crear espacios seguros donde puedan practicar sin problemas.
¿Cómo conseguir equipamiento?
Uno de los mayores obstáculos que enfrentan los skaters cubanos es la dificultad para obtener tablas y otros equipos necesarios. El costo de una tabla nueva puede ser exorbitante para los estándares cubanos. Daniel explica que las tablas en moneda nacional pueden costar hasta 15.000 pesos, mientras que en dólares pueden llegar a costar entre 150 y 300. “Los que traen tablas, por lo general, son extranj