Ante el auge de los asesinatos y otros crímenes violentos en la isla, los cubanos se cuestionan la falta de respuesta oficial al problema. ¿Qué podrían hacer las autoridades para prevenir estos hechos y aliviar el trauma de las víctimas? Una experta ofrece algunas respuestas.
La escalada de violencia extrema que vive Cuba en los últimos días ha generado preocupaciones y críticas entre la población que apuntan a la falta de reconocimiento oficial del problema y del diseño de estrategias de prevención y trato a los supervivientes de las víctimas.
Uno de los casos más recientes es el asesinato de Brayan Quesada Leyva, un joven de 20 años que desapareció el lunes 12 de agosto. Según reportaron redes sociales y medios independientes, sus restos fueron encontrados desmembrados en dos sacos en el municipio de Bauta, provincia Artemisa.
Este trágico hallazgo se suma al asesinato, ocurrido el 22 de agosto, de Yusmel Ávila Hernández, un hombre de 34 años que fue apuñalado en la misma localidad. En este incidente, el tío de Ávila, Lionel Murgado, también resultó herido.
El presunto atacante, identificado por las autoridades como Yankiel Batista, fue arrestado el mismo día del suceso. Un familiar de Murgado, que prefirió no identificarse, expresó su incredulidad ante el acto de violencia: “Es un hecho que nos ha sorprendido bastante, bastante, bastante. Ninguno de los dos, ni mi primo, ni el muchacho que cometió eso, eran violentos”.
Un vecino de la cuadra donde ocurrió el crimen expresó su preocupación por el aumento de este tipo de crímenes en la isla: “Hay violencia, hay violencia. Tú sabes que la situación del país está… que la gente está alterada”.
Este sentimiento de inquietud crece, en particular, después de conocerse el asesinato múltiple de dos mujeres, un niño y un adolescente en Ceballos, provincia de Ciego de Ávila, el 24 de agosto. La atrocidad del crimen, cometido presuntamente durante