Foto: Carlos Rafael
Sus más de 40 años en la Ciudad de los Parques lo hacen merecedor de una estima única por parte de los pobladores pues este territorio no sería lo mismo sin el pregón más famoso que ha estado presente en la vida de muchos holguineros, al igual que su dueño.
Eleuterio Estrada Valdez nació en Bayamo, Granma hace ya 69 años, su familia de origen campesino le inculcó un amor extraordinario por el trabajo, escogió como oficio en un principio la albañilería, pero desde hace 24 años ejerce con carisma la venta de maní y convence a varios de cambiarle el sabroso grano por el “moni”.
En el ejercicio de la supervivencia diaria, este hombre de extrema iniciativa ha perdido su nombre por el de un cambio singular, inicia cada día su jornada laboral temprano porque compra, procesa y vende el producto, que no baja su demanda en las calles de Holguín.
¿Cómo inicia en esta labor?
“Antes era constructor, lo dejé por la situación económica y solicité patente para vender en el casco de la ciudad, son muchos años recorriendo los parques vendiendo maní. Era en mis comienzos más joven y con mucha fuerza física, que trato de mantener desde hace algún tiempo”.
¿Quién lo impulsó para tostar y vender el maní?
“Tenía un compañero que vive cerca de donde vivo, él era manicero y le pedí un mínimo técnico, empecé a tostar. Esa persona murió, entonces me entrené en la actividad envasándolo y haciéndolo todo, lo único que compro es el cucurucho elaborado y el maní a un campesino en los chinos, pero lo elaboro en mi casa con los instrumentos necesarios”.
¿De qué forma surgen sus pregones?
“Mi pregón es único, algunos han querido hacerme copias, pero bueno, es imposible porque el carisma para tratar con las personas es importante y la higiene. Surgió por un señor que estaba en el parque sentado y me dijo que no tenía “money”, ahí mismo me vino la idea, dije bueno le regalo el maní pero voy a hacer un pregón, entonces se me ocurrió “cambio el mani por moni” hasta que surgió “Si no hay moni, no hay mani”, además de “Las mujeres bonitas no pagan, pero tam