No es nada nuevo. Todo sale del mismo cerebro conspirador, desde Washington: cuestionar todo lo que no se acoja a sus reglas, no reconocer a presidentes electos democráticamente, armar componendas para desestabilizar países y, muy importante, tratar de dividir al movimiento progresista en la región, exacerbando opiniones o conceptos sacados de contexto.
Así sucede hoy con Venezuela, el país que más elecciones democráticas ha realizado en la región.
Quien dirige la andanada de mentiras sobre el proceso electoral en la nación bolivariana, Estados Unidos, no es ejemplo para nadie, ni en esta ni en otras asignaturas sobre la democracia.
En la nación del Norte, cuando el actual mandatario Joe Biden ganó los comicios, su rival de entonces, Donald Trump, aseguró que era un fraude y animó a la desobediencia.
No conforme con esto, estimuló a fundamentalistas a invadir el Capitolio y tomar el Congreso. Otro tanto ocurrió en Brasil, d