Hay un revuelo considerable en el entramado deportivo cubano desde que se oficializó la celebración de la Noche de Campeones de la Asociación Internacional de Boxeo (IBA) este martes 27 de agosto, en el coliseo de la Ciudad Deportiva.
Menudo capricho del destino. Justamente la Ciudad Deportiva acogió en 1974 el primer campeonato mundial de boxeo amateur y como si de un pleito ganado a la historia se tratase, Alberto Puig de la Barca, presidente de la Federación Cubana de la disciplina, destacó que precisamente el cartel de la Noche de Campeones, un claro corredor hacia el retorno al pugilismo profesional, estaría dedicado de manera muy desenfadada a los 50 años de aquella primera gesta universal amateur.
Un gancho contundente por parte de una práctica profesional que erradicó Fidel en 1962, tras la creación del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (Inder) en 1961. Pero el boxeo en sí mismo es un deporte de mucho empuje, santo y seña para que la Isla se codeara con la crema y nata del olimpismo, y artífice de 42 de los 86 títulos que atesora Cuba en ese contexto bajo los cinco aros. Por lo que en ese rol protagónico y de portaestandarte de la actividad del músculo, el pugilismo no podía permitirse permanecer estático.
Con el cambio de los tiempos, la acentuada mercantilización del deporte y su metamorfosis a mega industria lucrativa, así como las líneas cada vez más difusas entre el amateurismo y el profesionalismo, era presumible que se derrumbara ese muro levantado contra la práctica profesional, sobre todo después de la inserción en 2013 de los Domadores de Cuba en la Serie Mundial de Boxeo (carteles semiprofesionales pactados a cinco rounds con formato de franquicias y premios en metálico).
Con la acentuada mercantilización del deporte y su metamorfosis a mega industria lucrativa, era presumible que se derrumbara ese muro levantado contra la práctica profesional.
De hecho, en el 2022, como parte de la «revolución» mercantil y de genoma que experimentó la entonces Asociación Internacional de Boxeo Amateur (AIBA), hoy IBA, prescindiendo del vocablo amateur, los boxeadores de la Mayor de las Antillas comenzaron a insertarse en los circuitos profesionales de dicha organización, a través de la rúbrica de un contrato con la empresa mexicana Golden Ring Promotions, la cual autoriza el paso a los circuitos profesionales de sus mejores púgiles amateurs.
Solo que hasta la noche de este martes 27, cuando se celebren seis pleitos en la Ciudad Deportiva de La Habana, cuatro a seis asaltos y dos a diez, ningún cartel profesional habrá tenido antes a Cuba como sede.
Round 1: jab a la historia
Corría el 27 de octubre de 1961 cuando el peso mediano Paúl Díaz venció por nocao técnico a Julio Carreras, en velada desarrollada en el antiguo Palacio de Deportes de La Habana, hoy Ciudad Deportiva. Justamente ese fue el último combate de boxeo profesional en el país, antes de la prohibición oficial del profesionalismo en cualquier deporte practicado en la Isla.
De los puños de Díaz salieron 26 triunfos (11 de ellos por nocao) antes de truncarse su carrera rentada con apenas 24 años. Casi la mitad de sus oponentes fueron estadounidenses, y peleó además de en La Habana, en el Auditorium de Miami y el Madison Square Garden norteños.
Como si se tratara de un déjà vu del destino, Paúl fue uno de los púgiles profesionales, junto al mítico Kid Chocolate, que asistió a todos los carteles de aquel Mundial del 74 en el Coliseo. Decidió quedarse en Cuba tras la erradicación del profesionalismo y desarrolló carrera como entrenador de niños y jóvenes talentosos en diversas escuelas deportivas. Sin embargo, nunca le llamaron para aportar sus conocimientos en La Finca, el centro nacional de alto rendimiento de dicha especialidad.
Todo lo contrario de muchos otros, entre ellos José Ángel Nápoles (1940-2019) y Ultiminio Ramos Zaqueira (1941-2017), quienes se nacionalizaron mexicanos y se consagraron campeones mundiales representando a ese país.
El modelo de deporte implantado tras enero de 1959 tenía como esencia una nueva construcción social y humana, antagonista del sistema basado en la explotación y el mercantilismo capitalista, y de la filosofía de deporte rentado, que se tildaba hasta de inhumana. Considerado una pieza clave en dicho proyecto, estaba el principio básico de que ahora se convertía en un derecho del pueblo, y debía contribuir al fomento del bienestar y la solidaridad en la ciudadanía.