En la esquina de Infanta y Neptuno se alza el edificio de los Padres Carmelitas Descalzos; iglesia y convento. Foto: Tomada de Onlinetours.
En la esquina de Infanta y Neptuno se alza el edificio de los Padres Carmelitas Descalzos; iglesia y convento. Tiene dos torres desiguales: una, central, de 35 metros de alto, con lozas vidriadas y una cúpula rematada por una pequeña cruz; mientras que la segunda torre, a la derecha, que alcanza los 60 metros, es campanario y pedestal de la imagen de bulto de la virgen del Carmen. Una imagen de bronce, esculpida en Nápoles, Italia, por Guido de Michel, de 7.5 metros de alto y un peso de 9.5 toneladas.
Sin duda, un templo majestuoso, de tres naves, visible desde muchos lugares de La Habana, obra de los arquitectos Mata y Sánchez que hicieron variaciones al plano original, elaborado sobre un proyecto de estilo barroco español del siglo XVII. Un edificio sólido e imponente que resalta por su sobriedad, y en el que sobresalen, aseguran especialistas, los decorados de la fachada con arcos, columnas y molduras de su pórtico principal.
Con todo, sus mayores riquezas y valores se hallan en el interior del inmueble, donde destacan sus lámparas y sagrarios, los diez retablos barrocos, sus vitrales, el altar del Niño de Praga, los retablos laterales, en fin. Los frescos del madrileño Martínez Andrés que, en 1950, en ocasión del VII Centenario del Escapulario del Carmen, decoró todo el templo con una obra impresionante por su volumen y calidad. Imposible dejar de mencionar los mosaicos sevillanos que, con motivos de la Orden del Carmen y otros temas, se despliegan en todo el zócalo y las columnas, y que hacen de esta iglesia