La Habana, 15 jul.- Las vacaciones de verano en Cuba implican una tradicional visita a la playa que, por la geografía de esta nación insular caribeña, se encuentra a menos de 150 kilómetros para cualquier residente local, y se siente a la vez mucho más “lejana” por los desafíos financieros que conlleva el agravamiento de la crisis económica.
“La tradición de ir a la playa no dejará de existir, porque Cuba tiene playas muy buenas y sirven para desconectar cerca del mar. Aunque haya muchas dificultades económicas o de transporte, la tradición se va a mantener”, dijo IPS el ingeniero eléctrico Liván Fundora, de 28 años y residente en La Habana.
En el verano boreal, miles de familias planifican viajes hacia la orilla del mar, ya sea a quedarse algunas noches en una casa de alquiler o simplemente pasar la tarde y regresar. En esa misma época, florecen emprendimientos privados dedicados a los servicios turísticos.
Cada año, entre julio y agosto, el gobierno suele reforzar las flotas de buses con destinos playeros en todo el país, aun con los problemas y carencias que tiene el transporte público. El pasado 5 de julio, además, la Empresa de Ferrocarriles Occidente reactivó un servicio de tren que transporta pasajeros desde el casco histórico de La Habana hasta las playas del este de la ciudad.
“Aun así, este verano ha sido malísimo”, comentó en diálogo con IPS, Ysraidel Mustelier, de 30 años, quien alquila sombrillas y tumbonas en la playa de Guanabo, un pueblo costero y clásico destino vacacional que pertenece a uno de los 15 municipios de la capital, Habana del Este.
Su negocio está asociado al proyecto de desarrollo local Guanabo Va, iniciativa que desde 2023 busca revitalizar las finanzas de la localidad involucrando al sector privado y permitiendo que expandan sus operaciones comerciales a la franja arenosa del litoral, a cambio de sanearla asiduamente.
A pesar de que Guanabo mantiene unos índices de limpieza incomparables con años anteriores, Mustelier lamentó que hubiera menos clientes y bañistas que el verano pasado.
“Debe ser por la escasez y que no hay dinero para venir”, comentó.
“No es que sea tradición ir a la playa, es solo lo más barato. ¿Qué trabajador en Cuba puede ir a un hotel? Entre lo caro, es lo más barato”: Jesús García.
Bryan Echarri, un residente en La Habana de 27 años, es especialista principal de digitalización en la Oficina del Historiador de La Habana y gana el equivalente a unos 42 dólares al mes, poco más del salario medio mensual en Cuba de unos 39 dólares de acuerdo a la tasa de cambio oficial de 120 pesos por dólar.
Echarri consideró que un paseo de ida y vuelta a la playa puede conllevar más de la mitad de sus ingresos, con un control estricto de gastos.
“Tienes que pensarlo dos veces si vas a ir o no”, argumentó a IPS, teniendo en cuenta que agarrar un taxi colectivo privado hacia Guanabo puede costar el valor de 4 dólares, y alquilar una sombrilla con dos tumbonas, para él y su novia, unos 13 dólares, sin contar el almuerzo.
La postpandemia de covid, la crisis económica internacional, las sanciones de Estados Unidos hacia la isla y