Nicolás Maduro se autoproclamó ganador de las elecciones presidenciales del 28 de julio en Venezuela y quiere permanecer en el Palacio de Miraflores, al menos, hasta 2031. ¿Cuánto debe el heredero de Hugo Chávez a la Inteligencia cubana la sobrevivencia de la «Revolución bolivariana»? ¿Cómo el régimen de La Habana ha ayudado al de Caracas a sofocar el disenso?
Para frenar las protestas en respaldo al excandidato presidencial Edmundo González y la líder opositora María Corina Machado, durante las últimas semanas el chavismo—madurismo ha realizado una escalada represiva contra políticos, testigos electorales y la población que se ha manifestado. En este contexto, varias denuncias sobre la presunta presencia de agentes del Estado cubano en Venezuela han vuelto a traer a colación la injerencia del castrismo en el país sudamericano.
Según informes de organizaciones no gubernamentales, reportes de prensa y testimonios de la ciudadanía, las autoridades de Cuba han ayudado a Venezuela, al menos desde hace unos quince años, a rediseñar sus fuerzas armadas y los servicios de inteligencia, «imponiendo vigilancia y miedo».
Tras sufrir su primera derrota electoral en 2007, Chávez, quien pretendía con un referéndum constitucional ampliar sus poderes y eliminar los límites a la reelección presidencial, continuó buscando mecanismos para mantenerse en Miraflores. Fidel Castro puso a su disposición a agentes de las Fuerzas Armadas y el aparato de seguridad, inteligencia y contrainteligencia de Cuba.
La Inteligencia cubana usó «junto a la máscara y el disfraz de misiones de diferente tipo, ya sea para cooperación en deportes, salud, en temas de educación», dijo en junio del 2020 el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, durante el evento «Cuba en Venezuela, la conquista del siglo XXI», organizado por el Centro de Estudios para América Latina (Instituto CASLA).
Solo en sus primeros 10 años en el poder, Chávez hizo 24 visitas oficiales a la isla y se manifestó reiteradamente «fascinado» por Castro. En 2007, el mandatario venezolano llegó a decir que Cuba y Venezuela eran «una sola nación» y que «en el fondo somos un solo Gobierno».
Tras la muerte de Chávez y de unas cuestionadas elecciones que mantuvieron a la «Revolución bolivariana» en el poder por un estrecho margen de votos, Maduro sostuvo las alianzas con el régimen cubano. Según dijo a BBC Mundo Rafael Ramírez, ministro chavista de Petróleo entre 2002 y 2013, la designación de Maduro como sucesor tuvo «mucho que ver con la influencia de los cubanos».
Pero el actual liderazgo de la oposición venezolana sugiere que la importancia de La Habana en el escenario venezolano podría cambiar. Durante la campaña presidencial Edmundo González declaró que su Gobierno propondría una reconfiguración de la política exterior de Venezuela basada en la soberanía y el respeto mutuo, con énfasis en revitalizar las relaciones con América Latina y reevaluar los vínculos con Cuba, China, Rusia e Irán.
«Hay que revisar las relaciones con Cuba, porque no es solamente el tema del SAIME [presencia cubana en el Servicio Administrativo de Identificación, Migración y Extranjería]; es el tema de los puertos y aeropuertos, la cedulación, los servicios de Inteligencia; en fin, hay un amplio abanico de cooperación que tendrá que ser revisado», declaró González a la Voz de América (VOA) en mayo de 2024.
Cuando ganó las primarias opositoras, María Corina Machado dijo que sin el chavismo en el poder «no habrá forma ni área en que se inmiscuya el régimen cubano en los asuntos de Estado de Venezuela, ni Venezuela en los asuntos del Estado cubano».
Acuerdos que permitieron a La Habana «redefinir la seguridad» de Venezuela
Dos acuerdos firmados en mayo de 2008 «dieron a Cuba un vasto acceso al sector militar de Venezuela y amplia libertad para espiarlo y reformarlo», reveló una investigación de la agencia Reuters publicada en agosto de 2019.
Según los documentos revisados por la agencia de noticias, los acuerdos llevaron «a la imposición de una estricta vigilancia de las tropas venezolanas a través de un servicio de inteligencia, ahora conocido como la Dirección General de Contrainteligencia Militar, o DGCIM». La alianza permitió a las Fuerzas Armadas de Cuba:
• Entrenar a soldados en Venezuela.
• Revisar y reestructurar partes del ejército venezolano.
• Entrenar agentes de inteligencia venezolanos en La Habana.
• Cambiar la misión del servicio de inteligencia de espiar a rivales extranjeros a la de vigilar a los propios soldados, oficiales e incluso comandantes de alto rango.
Con la asesoría de militares cubanos, Venezuela «reformuló la unidad de inteligencia en un servicio que espía a sus propias fuerzas armadas, infundiendo miedo y paranoia y aplastando a la disidencia», informó Reuters.
El General retirado del Ejército de Venezuela, Antonio Rivero, exoficial sénior exiliado en Miami desde 2014, también confirmó a Diálogo Américas, que Cuba y Venezuela firmaron varios acuerdos militares secretos en 2008 y «entregaron el control de la Fuerza Armada venezolana a Cuba».
«Se consolida la presencia de militares cubanos [en Venezuela] a través de 15 acuerdos secretos entre Cuba y Venezuela [en 2008] para transformar a la Fuerza Armada venezolana y convertirla en la misma estructura que funciona en Cuba», declaró en 2019 el Gral. Rivero, quien también fue jefe de protección civil y administración de emergencias bajo el Gobierno de Hugo Chávez.
«Chávez invirtió miles de millones de dólares en armas de los rusos, con la mediación de los cubanos, y así comienzan a ceder espacio los militares venezolanos para “cubanizar” la Fuerza Armada», añadió el exmilitar.
Según el Gral. Rivero, «oficiales cubanos desarrollaron doctrinas, manuales de entrenamiento y dirigían ejercicios, mientras algunos oficiales venezolanos sentían como si estuvieran sirviendo en las Fuerzas Armadas de otro país».
Uno de los acuerdos que el Gral. Rivero mencionó fue el de crear un Grupo de Cooperación y Enlace (GRUCE), una unidad conformada por oficiales cubanos con sede permanente en Venezuela.
«[Es] una unidad militar cubana que existe en Fuerte Tiuna en Caracas, que tiene el despliegue nacionalmente en Venezuela, repartido esencialmente en los comandos de unidades operativas y estratégicas del país», detalló.
¿Una «sucursal del G2» cubano en Caracas?
Rafael Ortega, exmiembro del Tribunal Supremo de Justicia en el exilio, también considera que el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN) es casi una oficina del G2 —como se conoce al servicio secreto cubano— en Venezuela.
La recolección de información confidencial en Venezuela estaba en manos de tres entidades: la Dirección de Inteligencia Militar (DIM), el SEBIN y los cuerpos policiales. En 2013 se creó el Centro Estratégico de Seguridad y Protección de la Patria (CESPPA) «con el fin de unificar la información que sus espías, tanto venezolanos como cubanos, obtenían acerca de los opositores al régimen», según la publicación Demo Amlat, un proyecto impulsado por la ONG Transparencia Electoral.
La maquinaria de espionaje incluyó expertos en ataques cibernéticos, hackers, control de llamadas y escuchas telefónicas, como se abordó en varios reportajes del portal Vértice News.
«Toda esa información acaba en manos de los servicios de inteligencia cubanos, el G2», declaró a ABC Gyoris Guzmán, director general de la Oficina Nacional contra la Delincuencia Organizada y Financiamiento al Terrorismo de Venezuela, entre 2013 y 2015, que vive con asilo político en España.
Según Demo Amlat, «está claro que el CESPPA es una sucursal del G2 que fue creada a su imagen y semejanza y bajo su mandato. El 20 % de los cubanos que trabajan en Venezuela desempeñan tareas en el área de inteligencia y seguridad».
En 2014, el general Rivero aseguró sobre la presencia cubana en Venezuela: «Nada más en se