¿Qué es una embajada? Todos nos hemos preguntado esto al menos una vez. Las respuestas varían. Para muchos, el contacto con una embajada (o consulado) viene por vocación, por necesidad, o por mera casualidad. Para otros, una embajada es el lugar donde se cumple o no la esperanza de obtener una visa estampada en su pasaporte. Para la mayoría, ni tan siquiera eso. Significará simplemente un edificio con guardias donde ondea la bandera de otro país.
En lo personal, mi primer contacto con una embajada fue aproximadamente a los seis años. Era verano, y como es común durante el período vacacional, en ocasiones me iba con algún familiar para su trabajo. Así acompañé a mi papá a (intentar) cargar cajas, a mi mamá y a mi tía en sus recorridos como inspectoras de Arquitectura y Urbanismo, a mi abuelo en la Editorial Capitán San Luis, o a mi abuela en el Instituto Cubano del Libro.
En una de esas ocasiones que acompañaba a mi abuela, ella tenía una reunión de trabajo con el agregado cultural de Vietnam en La Habana. Corría la primera mitad de la década de los noventa, y en esa época acceder a un edificio bonito con aire acondicionado no era algo que se hiciese todos los días. Obviamente, era muy niño para entender el contenido de la reunión, pero Ho Chi Minh ocupó un lugar especial en mi infancia desde el momento en que el diplomático vietnamita me ofreció una Coca-Cola, «de las de verdad». Para un niño del Período Especial, una embajada significaría en ese momento la felicidad.
Luego aprendí que las embajadas significan muchas más cosas. Una embajada es el bastión de su país, sus valores, y sus ciudadanos en el extranjero. La diplomacia tiene muchas caras y trabaja sin descanso. Lo mismo informa a su capital sobre los movimientos políticos locales, coordina con las autoridades locales la firma de un tratado bilateral, prepara un dossier para una visita ministerial, visita a un grupo de influencers para divulgar sus políticas migratoria y consular, ofrece becas de estudio para jóvenes talentosos, o se reúne con un grupo de artistas para organizar la semana de la cultura de ese país en La Habana. También ofrece asistencia consular expidiendo un salvoconducto a un connacional que ha extraviado su pasaporte y necesita regresar urgentemente, o intercede por otro connacional que ha sido arrestado.
La diplomacia tiene muchas caras y trabaja sin descanso.
La diplomacia es importante entre los aliados. Es lógico, uno mantiene a sus amigos cerca. Pero es mucho más importante y necesaria entre dos países que desconfían el uno del otro. Henry Kissinger, una figura tan controvertida como influyente en la política exterior norteamericana, dijo que «la diplomacia no puede resolver todos los problemas, pero puede ayudar a evitar que los problemas se conviertan en conflictos». No por gusto, a pesar de la confrontación, Estados Unidos y la Unión Sov