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“En mi casa, a Fidel se le veía como un familiar”, cuenta Víctor Aguilera Nonell, vicepresidente primero de la Unión de Historiadores de Cuba filial Holguín, al referirse al papel que tuvo en su niñez la figura del Líder Histórico de la Revolución cubana, cuyas acciones eran temas de conversación recurrentes en los debates de sus parientes.
Una anécdota de familia, de esas que perduran a través de generaciones, conectó al eterno Comandante en Jefe con el bisabuelo del también profesor del Departamento de Historia de la Universidad de Holguín, quien atesora el hecho como un valioso legado.
“En el año 1980, en la casa donde vivían mis padres, que anteriormente fue de mis bisabuelos, había cuatro árboles de cedro muy grandes y mi bisabuelo se los donó a Fidel con el objetivo de hacer cajas de tabaco para la exportación y con eso ayudar a la economía del país. A partir de ahí, nació la idea de que los árboles eran de Fidel.
“Lo anterior se fue consolidando hasta el punto de que, en el 2010, si mal no recuerdo, ante la solicitud de madera para arreglar la Casa del Teniente Gobernador, leída por mi abuela en el periódico ¡ahora!, ella decidió solicitar el permiso pertinente para ayudar con esos árboles que su padre había donado. Todas esas cosas fueron calando en mí.
“Yo nací en 1985 y vengo a tener conciencia en plena caída del campo socialista, época en la que Fidel era visto como una figura del diario, que trabajaba sin descanso para sacar adelante a la nación”.
Liderazgo en imágenes
“Cuando estaba en quinto grado, Fidel visitó “Urbano Noris”, mi tierra natal. Eso fue un lunes por la tarde, nunca se me va a olvidar. A su salida del central, se percató de la multitud que lo esperaba y decidió ir a saludarla. Ahí lo vi por primera vez y fíjate si el impacto fue grande que no recuerdo a quienes estaban alrededor, solo me concentré en él.
“Al otro día, la maestra de primaria nos habló del significado que tenía esa visita en aquel momento, pues la industria azucarera seguía siendo el motor fundamental de la economía hasta ese año, y eso me motivó a coleccionar las fotografías de Fidel, como un hobby infantil.
“Las recortaba de los periódicos y las guardaba en guías telefónicas, y así llegué a tener más de 11 mil. Luego, con el paso de los años, la entrada a la universida