Mijaín López agrandó su leyenda con su quinto oro olímpico. Foto: Ricardo López Hevia/Granma.
Dicen que la algarabía estalló con el último segundo. No hubo lugar en Cuba en que no se celebrara “a lo grande” la victoria del pinareño y que en Herradura, su tierra natal, el clavo de la medalla relució como el oro, en espera de la última presea de un hombre que ha hecho historia en el olimpo.
A 7,846 kilómetros de distancia, las arenas del Campo de Marte vivieron un hecho insólito: el hijo de Bartolo obtenía su quinta presea dorada consecutiva en la misma prueba, al vencer 6-0 a su compañero y amigo, Yasmani Acosta por Chile en los 130 kilogramos.
Mijaín con su maillot rojo fue Cuba esta noche y él lo sabe. Se sembró como un roble en el centro del colchón, ahí donde mismo se coloca la insignia parisina y desde ahí vertió su fuerza y su estirpe en piernas y brazos, en rostro y piel.
Toda la tensión estuvo en el centro del recinto. La gente no cabía en el asiento y se balanceaban ansiosas como queriendo estar más cerca. En francés, español, inglés; no importaba el idioma para vitorear al héroe.
En fotos: La victoria de Mijaín
Mijaín López agrandó su leyenda