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Kamala Harris. Fotos DNC.
Después que J. Biden renunciara a la reelección, ha surgido de forma impetuosa la candidatura de la actual vicepresidenta Kamala Harris. El sistema político de los EE.UU. está en una profunda crisis generalizada, con D. Trump como catalizador de la misma desde el 2016. Se han visto evidenciadas las contradicciones crónicas de los dos principales partidos del capitalismo y aparecido nuevos conflictos.
No me entusiasma, ningún candidato demócrata (muchísimo menos uno republicano) a la presidencia de los EE.UU., los apodados “demócratas” son una versión edulcorada del Partido Republicano, y que por más de un siglo se reparten el “domicilio de la Casa Blanca”. Los votantes llamados “progresistas”, “izquierdistas” o “socialistas” en los EE.UU. sienten que el ejercicio del voto es un acto de obligación y pragmatismo, no siempre de entusiasmo real por el candidato. Y es arduo y emético votar invariablemente no por el mejor, sino por el menos malo. Después de que Bernie Sanders perdiera la nominación ante Hillary Clinton en 2016, supe que no tendría más opción que taparme la nariz con el pañuelo y votar “demócrata” . Ganó Donald Trump con una “amplia minoría” del voto del pueblo estadounidense, exactamente por 2,868,686 votos menos que Hillary Clinton, pero conquistó el Colegio Electoral, el más politiquero y antidemocrático artilugio imaginable. Cuatro años después lo volví a hacer, por el artero de J. Biden, que derrotó a Trump, por una mayoría de más de 7 millones de votos, y quien pese a sus promesas de la campaña electoral (para mí de gran importancia las que efectuó sobre Cuba), ha hecho un gobierno muy negativo, en particular su desastrosa política exterior.
Ahora a las puertas de la Convención Nacional del Partido Demócrata no me siento motivado para votar sin convicción una vez más. Si pudiera votar contra Trump sin hacerlo a favor de ningún otro candidato, lo haría. Pero no es posible. Para votar por Kamala Harris se requiere de más claridad acerca de que ella se propone hacer como presidenta. La selección del gobernador de Minnesota, fue realista, para evitar desunión y el es poco vulnerable personalmente. Lo que proponga la candidata Kamala Harris antes y durante la Convención Nacional, tiene una importancia decisiva para movilizar el voto del pueblo y derrotar a Trump y a su desastroso vice J.D. Vance, en noviembre.
El que el gobernador de Pennsylvania Tim Walz fuera escogido como compañero de fórmula de K. Harris muestra el enfrentamiento directo contra Trump, lo único sensato (1). Puro cálculo politiquero.Fotos DNC.
La Convención Nacional del Partido “Demócrata” – 2024
La Convención Nacional del Partido Demócrata se efectuará en Chicago, estado de Illinois, del 19 al 22 de agosto, con un antecedente de reunión virtual el día 7 de agosto y con varias actividades paralelas durante el evento. A diferencia de Wisconsin, Illinois no es uno de los estados en fuerte disputa, va a ser ganado por el Partido Demócrata con bastante amplitud. La definición de este sitio para la Convención del Partido Demócrata tiene que ver con la localización geográfica de la ciudad de Chicago, con el Aeropuerto Internacional O’ Hare, el noveno con más tráfico a nivel mundial y una enorme capacidad hotelera. Estarán presentes unas 80 mil personas vinculadas al evento, de los cuales más de 20 mil asistirán a la Convención, y tres mil 934 serán delegados electos y super delegados. Se requieren mil 968 votos a favor para ser electo candidato presidencial/vice presidencial, quienes serán Kamala Harris y T. Walz, y ya los tienen.
La principal oradora será la actual vicepresidenta y candidata “demócrata” a la presidencia K. Harris, quien enfatizará al máximo sus diferencias con Trump, mostrando a este como un criminal convicto en espera de sentencia, golpista fracasado, enemigo de las mujeres, las minorías, los pobres y con un horrible desempeño durante la pandemia del COVID– 19. Tratará de evidenciar que ella está completamente capacitada para cumplir con sus futuros deberes presidenciales.
Ni el Partido Demócrata y muchísimo menos el Republicano (que dirigiera el gigante A. Lincoln, ¡cuan bajo han caído desde entonces!) existen más como se les conoció. D. Trump formalmente el candidato republicano, es en realidad un candidato de sí mismo y de los fascistas de MAGA a quienes el lidera y que lo siguen con devoción que haría palidecer a los clientes de las cervecerías de Múnich un siglo atrás. Pero un grupo significativo de republicanos tradicionales no está con Trump (2).
La explosión de la popularidad y capacidad de reunir dinero (3) de Kamala Harris ($310 millones durante julio), no tiene tampoco que ver mucho con el Partido Demócrata en sí mismo, es una reacción social del pueblo estadounidense contra el fascismo abierto de D. Trump y sus seguidores, que ve en K. Harris una esperanza de salvación, lo que J. Biden ni remotamente ofrecía.
De hecho, la única opción para “torear” al fascismo de Trump es Kamala Harris, que puede jactarse de “legitimidad democrática”, ya que formó parte de la fórmula que derrotó a Donald Trump en el 2020. Ella ha quebrado la principal arma electoral de D. Trump: la combinación de la lealtad de sus seguidores y la indiferencia de la base de votantes contra él. Kamala ostenta una separación política cada vez mayor de D. Trump/MAGA, algo que J. Biden jamás intentó.
Trump no imaginaba la respuesta popular por Kamala y no entiende que es contra MAGA y el. ¡El debate televisivo de septiembre 4 será muy diferente! Caricatura: Philadelphia Inquirer.
Los estadounidenses -no solo los afiliados al Partido Demócrata- necesitaban una alternativa viable a D. Trump y su sombría visión fascista para el país. El caso de K. Harris no es sólo un hecho político, sino moral y material. Una segunda administración de Trump podría desestabilizar el país, empobrecer a la clase trabajadora y hacer retroceder los derechos de las mujeres y las personas LGBT, sin mencionar que podría llevar al mundo entero a su destrucción. Biden no podía ganar, no solo porque es viejo e incapaz física y mentalmente, sino principalmente porque es un rábido ultraderechista, cómplice de Netanhayu, de los neo -nazis ucranianos y de los anti – cubanos de Florida. No fue la senilidad lo que produjo su rechazo y una profunda apatía popular, sólo la explicación plausible para sacarlo (bien en contra de su voluntad y de la de Trump).
Kamala Harris no era una opción en 2020. Era una ex fiscal, propensa a meteduras de pata y sus políticas eran a veces tecnocráticas. Apoyó el plan “Medicare para todos” de B. Sanders, pero con poca convicción. La presidencia para K. Harris parecía muy lejana, hasta que J. Biden la eligió como compañera de fórmula, para darse un “maquillaje” y obtener los votos de los liberales y las minorías.
Para muchas personas de “izquierda” en los EE.UU., votar es un compromiso social. Los candidatos que elegimos no siempre estarán a la altura de nuestros ideales, aunque proclamen que son liberales, progresistas o incluso “socialistas”, pero no pretenden el desmantelamiento del capitalismo, aunque sea en cierta medida. Este los absorbe en el momento en que ganan. J. Biden no era ni de lejos B. Sanders; pero nunca imaginé que pudiera ser tan malvado y mediocre. T. Walz es mucho mas decidido en políticas sociales que J. Biden y le dará mas fuerza a la candidatura de K. Harris, sobre todo en los sectores liberales y progresistas de los votantes.
El monumental United Center, en la ciudad de Chicago, es la sede del afamado equipo profesional de baloncesto Chicago Bulls, y con 21,000 asientos el foro de mayor capacidad de la National Basketball Association (NBA) Foto: Chicago Bulls.