Foto: Evan Vucci.
El intento de asesinato a Donald Trump, la posterior elección de su compañero de fórmula James David Vance, la difusión de medidas de gobierno para el caso de ser electo y la condena por corrupción del ex presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, Robert Bob Menéndez, exhiben el profundo grado de degradación en el que se encuentra emplazado el sistema político de los Estados Unidos. Esa decadencia, sin embargo, es invisibilizada por las usinas mediáticas occidentales, mientras se insiste en presentar a la democracia de Washington como el paradigma institucional más loable y meritorio.
El joven senador de Ohio J.D. Vance, elegido por Trump, es el mismo que en 2021 se refirió a la existencias de poderes malignos: “el diablo es real y hace cosas terribles en nuestra sociedad”. Ante esa peligrosidad convocó a los estadounidenses a defenderse de sus perversidades. En una conferencia realizada para la Red Teneo –financiada por grupos supremacistas– agregó que “debe castigarse a los empresarios que apoyan a los demócratas”, y que dicho escarmiento debe llevarse a cabo con medidas económicas y fiscales.
El senador por New Jersey, otrora máximo exponente de la gusanera anticubana y enemigo del chavismo, fue condenado el último martes por un tribunal por beneficiar a traficantes de armas (Wael Hana, Fred Daibes) y ejercer tráfico de influencias para eludir persecuciones judiciales contra un empresarios corrupto (José Uribe). Los organismos de seguridad, en el marco de un allanamiento dispuesto por el tribunal, encontraron en su domicilio medio millón de dólares, trece lingotes de oro y un descapot