La Habana, 17 jul.- El empleo informal en Cuba es una realidad subyacente. Sin cifras oficiales, pero ostensible, brota en el mercado laboral del país entre quienes buscan mejores ingresos en un contexto de crisis económica y bajos salarios.
“No hay casi opciones de trabajo para los jóvenes. Alternativas legales de trabajo efectivo, que den dinero de verdad”, dijo a IPS Amalia, de 19 años, quien pidió mantener anónimo su nombre real.
La joven estuvo su último año compaginando su carrera universitaria con largas jornadas de camarera en bares y restaurantes, sometida bajo la informalidad que propicia la falta de un contrato a la explotación laboral, el acoso sexual de jefes o clientes, y más que nada, el miedo a perder su empleo.
“No tienes ningún tipo de seguridad. Pueden despedirte por cualquier cosa. ¿Y a quién le vas a reclamar? Si no te gusta, recoge tus matules (pertenencias) y ve a otro lugar que se acomode a tus exigencias. El jefe es el señor todopoderoso”, aseguró.
Para las autoridades cubanas, la informalidad laboral incluye a aquellas personas que realizan una actividad remunerada sin tener un contrato de trabajo ni protección de la seguridad social, siempre y cuando ella sea legal y pueda formalizarse, dijo Ariel Fonseca, director de Empleo del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS), en un programa televisivo sobre el tema emitido en abril.
“El empleo informal es una distorsión que estamos obligados a atender, deben verlo a escala local los Consejos de Administración Municipal y los trabajadores sociales en las comunidades”: Ariel Fonseca.
Los países latinoamericanos difieren sobre el concepto de la informalidad. No obstante, la mayoría considera del sector informal a los trabajadores por cuenta propia sin respaldo jurídico y empleadores cuyas empresas no están constituidas legalmente, según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
Un trabajador informal puede exponerse a ingresos fluctuantes, falta de garantías de estabilidad a largo plazo, limitación de derechos laborales, explotación, discriminación, acoso sexual, despidos ante casos de enfermedad o embarazo; en general, un marco amplio de desprotección.
El fenómeno se ha reforzado con la agudización de la crisis económica en este país insular caribeño, el aumento de la inflación y la irrupción en los últimos años del sector privado.
Una gran diferencia de Cuba con respecto a algunos países de la región, reside en que los honorarios que ofrece el sector informal, por más inconvenientes que los acompañen, suelen ser muy superiores a los del empleo formal.
Sobre todo, con respecto al del sector estatal, donde laboran dos tercios de los 4,5 millones de las personas ocupadas (de una población total de 11, 1 millones), según las últimas cifras de la Oficina Nacional de Estadística e Información (Onei).
El salario medio mensual de las empresas esta