Tanto el recién Pleno del Comité Central del Partido efectuado el 5 de julio del 2024, como el Consejo de Ministros, recién celebrado, se han referido a temas cruciales de la economía cubana, como los precios, la producción de alimentos, entre otros, y eso está muy bien, ya que el país está atravesando uno de sus peores momentos en su quehacer diario.
Lo curioso, pero no novedoso, es que se sigan anunciando medidas para estabilizar el país, pero momentos antes de su implementación, se dé marcha atrás momentánea. La interrogante: ¿se discuten con poco tiempo, sin un criterio popular, o se consultó con alguna institución decisoria?
Casi nada de lo anunciado va a la raíz de los cambios estructurales que se necesitan para salir de su situación actual. Se siguen trabajando sobre indicadores coyunturales, de corto plazo, sin ir a las raíces de los problemas.
Todo anuncio llega sin una claridad, como el llamado plan de estabilización macroeconómica, que no se ha hecho público hasta el momento. Se sigue obviando el mercado, aunque no a los ritmos anteriores, se sigue invirtiendo en el turismo —concretamente en la construcción de hoteles— sin que haya indicios de una recuperación significativa de este sector. Por el contrario, no se prioriza en cuanto a inversión la producción azucarera, ni la agricultura, ni las manufacturas.
El gobierno ante tantas incongruencias y a los resultados económicos que presenta, ahora ha esgrimido el término de «economía de guerra». ¿Pero qué significa el término en lo concreto?
La enciclopedia económica Economipedia define la economía de guerra como «una situación bélica o de catástrofe en la que el Gobierno toma el control de la gestión recursos económicos. Todo ello implica medidas como la movilización de la población, el racionamiento, el control de la producción y el autoabastecimiento».
Más allá del diferendo con Estados Unidos, que ya tiene más de 60 años, las autoridades cubanas no han explicado qué elementos recientes justifican este término. Las medidas unilaterales coercitivas del mencionado país, si bien afectan duramente a la economía cubana, no son nada nuevo. ¿Existe alguna otra situación de guerra que no conozcamos?
A falta de una explicación mayor, solo queda pensar que el uso del término no es más que una patente de corso de las autoridades para implementar todo tipo de medida económica, aunque no sea sostenible y con pasos hacia atrás de lo logrado. En resumen, se puede vaticinar una mayor centralidad de los recursos, en vez de abogar por la autonomía de las instituciones y empresas.
Se están topando precios al mercado minorista más dinámico de la actualidad, el no estatal. Este ya representó en 2023 el 44% de las ventas de bienes y servicios, y aun con una mayor probabilidad de crecimiento en el futuro mediato. La historia de precios topados demuestra una total ineficiencia y escases para la sociedad, ya que se contribuye al desabastecimiento y al mercado informal, aunque en el corto plazo se muestren resultados.
No creo que la decisión de topar esos precios imprescindibles en la dieta del cubano, resuelva el tema de la inflación de la economía en general, pues tiene causas más estructurales que no se resuelven con una medida concreta.
No obstante, es una buena noticia que algunos de esos precios publicados en la gaceta oficial numero 61 no están muy distantes del precio real en la calle y están acompañados de una medida de fomento que es la exención del impuesto aduanero para su importación, algo q