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Donald Trump fue objeto de un intento de asesinato con arma de fuego este sábado cuando intervenía en un mitin electoral en la ciudad de Butler, en Pensilvania.
La agresión contra el expresidente y candidato republicano marca un nuevo capítulo en una largo y sangriento historial de atentados e intentos de asesinato contra los líderes del país norteamericano.
La lista se remonta a Andrew Jackson, séptimo presidente de EE.UU. y el primero en sobrevivir a un intento de magnicidio. En enero de 1835, un pintor desempleado llamado Richard Lawrence esperó a Jackson escondido en la entrada del Capitolio, y cuando el presidente se acercó intentó dispararle con dos pistolas, pero ambas fallaron. Jackson resultó ileso y sometió a Lawrence con su bastón.
Treinta años más tarde se perpetró uno de los asesinatos que más han marcado la historia de Estados Unidos, el de Abraham Lincoln, cuando John Wilkes Booth, un famoso actor y simpatizante de la Confederación, le disparó en el Teatro Ford de Washington, causándole la muerte al día siguiente a causa de las heridas.
Abraham Lincoln. Foto: Getty Images.
Posteriormente, en 1881, James A. Garfield, se convirtió en el segundo presidente en ser asesinado en la historia del país. Su atacante, el abogado Charles J. Guiteau, un descontento buscador de cargos, le disparó en la estación de ferrocarril de Baltimore y Potomac en Washington. Garfield murió dos meses después a causa de las infecciones relacionadas con las heridas.
Un caso similar ocurrió en 1901 con William McKinley, vigésimo quinto presidente y el último veterano de la Guerra de Secesión que alcanzó ese cargo, cuando el joven anarquista Leon Czolgosz le disparó dos veces en la Exposición Panamericana de Buffalo, Nueva York. La gangrena provocada por las heridas causó la muerte de McKinley ocho días después.
Al presidente fallecido le sucedió en el cargo Theodore Roosevelt, que presidió el país norteamericano entre 1901 y 1909 y sobrevivió posteriormente a dos intentos de asesinato. En 1912, durante un mitin de campaña en Milwaukee, Wisconsin, un tal John Schrank le disparó con un revólver. La bala se alojó en el pecho del candidato presidencial, pero la herida no fue mortal, y este pronunció entonces su famosa intervención de hora y media. En 1916, sobrevivió a un s