En el Consejo de Ministros de finales de mayo se trató el tema de la innovación, declarada explícitamente como prioridad en la gestión gubernamental. Tuvo lugar la aprobación del perfeccionamiento del sistema nacional de ciencia, tecnología e innovación, que incluye fijar prioridades de investigación para dar respuesta a problemas acuciantes del país, la ejecución de proyectos que cuenten con mayor integralidad en sus diversas fases, habida cuenta de una evaluación de su factibilidad técnico- económica.
Dicho perfeccionamiento también incluye, entre otros temas, diversificar las fuentes de financiamiento e incrementar las inversiones en investigación y desarrollo, incentivar materialmente a personas y entidades determinantes en la obtención de los resultados, lograr mayor aprovechamiento de las oportunidades que ofrece la cooperación internacional, y aligerar la carga burocrática asociada a esta actividad.
No hay duda que el desarrollo sostenible pasa por un sistema robusto de ciencia, tecnología e innovación, capaz, como se decía hace algún tiempo, de convertirse en la principal fuerza productiva del país. Existe una abundante obra científica que muestra evidencias de sus efectos en la economía, la tecnología, la sociedad y el medioambiente, y argumenta los factores determinantes del éxito de estos sistemas. Cuba no puede sustraerse de esta tendencia.
Sin embargo, so pena de reiterar una sentencia matemática bastante común, hay que decir que la innovación per se, no es la condición necesaria y suficiente para dar solución a todos los problemas que atraviesan hoy la