Migrantes, policías, funcionarios y analistas sostienen que las nuevas normas de asilo del presidente Joe Biden han generado una actitud de espera entre los migrantes que están en Brasil, al menos por ahora.
Docenas de migrantes duermen en un refugio de madera de seis habitaciones infestado de mosquitos en la Amazonía brasileña, con sus sueños de una vida mejor en Estados Unidos en suspenso debido a las nuevas normas de asilo del presidente Joe Biden.
Johany “Flaca” Rodríguez, de 48 años, estaba dispuesta a dejar atrás las dificultades de la vida en Venezuela. Ha estado esperando en el albergue que cobija a 45 personas en Assis Brasil, una ciudad de 7.000 habitantes en la frontera con Perú, porque otros le han contado lo complicado que se ha vuelto ahora el viaje a Estados Unidos.
Migrantes, policías, funcionarios y analistas sostienen que las acciones de Biden han generado una actitud de espera entre los migrantes que están en la mayor economía de Latinoamérica, al menos por ahora. Como en cualquier lugar a lo largo de las rutas que emprenden hacia sus esperadas nuevas vidas, las comunidades locales se topan con dificultades para satisfacer las necesidades de las nuevas poblaciones.
Tras dormir en colchones sucios y en hamacas medio rotas, y de comer arroz, frijoles y carne picada, Rodríguez decidió este mes que ella y su perro Kiko pasarían unas semanas con unos amigos en el estado sureño de Río Grande do Sul.
Con una cinta en la cabeza, leggings y una pequeña mochila, Rodríguez se levantó temprano para recorrer a pie, en dos días, más de 100 kilómetros (62 millas) hasta una ciudad cercana de 27.000 habitantes. Allí espera poder ganar algo de dinero y tomar un bus al sur del país, para llegar a Estados Unidos algún día.
“Tengo que quedarme aquí hasta que sea más seguro irme”, apuntó Rodríguez. “No estoy muy contenta de quedarme (en Brasil) pero es lo que puedo hacer”.
Brasil ha visto pasar oleadas de migrantes hacia Norteamérica en la primera parte del año. Había indios, bengalíes, senegaleses y nigerianos, entre otras nacionalidades, dijo Rêmullo Diniz, coordinador de Gefron, la unidad policial de