Buey Arriba, Granma.–Acompañado del sonido inconfundible de los cencerros de su cuadrilla de mulos, el arriero Yoel González Pinder no encuentra mayor satisfacción que la de andar recorriendo escarpados senderos de este municipio granmense, subiendo y bajando lomas, llevando alimentos y productos a sitios intrincados, perpetuando con su hacer una tradición de la montaña.
«Yo me enamoré de este oficio desde niño, cuando veía pasar por mi casa a los arrieros con sus cargas de mangos y viandas, y aquel sonido del cencerro era como música para mis oídos», comenta a Granma quien, antes de convertirse en uno de ellos, fue técnico y hasta «coqueteó» con la posibilidad de hacerse maestro.
Este carismático guajiro, de tez curtida por el sol y manos ásperas –al que le gusta presumir de la elegancia de su cuadrilla–, volvió este año a participar en el Encuentro de Arrieros y Fabulaciones Serranas, que este junio hizo confluir en los lomeríos de Buey Arriba las mejores experiencias del oficio y las tradiciones históricas y culturales que lo vinculan a los montañeses.
«Este es un evento en el que se mezclan las tradiciones y las costumbres de la mo