Foto: Julio A. Larramendi.
La fundación de las primeras villas cubanas se destaca como un período de singular importancia para la historiografía de la nación. El nacimiento de la villa de San Juan de los Remedios, reconocida por los historiadores como la octava villa cubana, aportó mayor relevancia a este proceso fundacional. El pasado lunes 24 de junio se celebró el aniversario 509 de su fundación y hoy Ciudades en Red le propone un acercamiento a los principales acontecimientos sucedidos en esta villa hasta nuestros días.
San Juan de los Remedios
La génesis de San Juan de los Remedios se halla en la provincia india de Zavana o Zavaneque. De extensión geográfica estrecha y alargada, se extendía desde la Península de Icacos, en la provincia de Matanzas, hasta el actual municipio de Morón, en la provincia de Ciego de Ávila. Allí existieron dos estadíos de desarrollo aborigen.
El cacicazgo de Zavana o Zavaneque fue visitado por los conquistadores españoles, en la exploración que hicieron a finales de 1513 Juan de Grijalba, Pánfilo de Narváez y el Padre de Las Casas, según la carta de relación enviada por Diego Velázquez el 1 de abril de 1514. A pesar de que en esta misiva no se menciona a Vasco Porcallo como integrante de la expedición, es evidente la presencia de cincuenta hombres en este lugar, haciendo explícito el primer encuentro entre nativos y conquistadores en esta región.
Si además, se delimitan semánticamente los términos de fundación y asentamiento, estos documentos demuestran que en este momento se está efectuando el asentamiento primigenio de lo que después sería el pueblo de la Zavana. La presencia estable del conquistador se materializa con la figura de Vasco Porcallo de Figueroa en esta región.
Foto: Julio A. Larramemdi.
La ciudad de San Juan de los Remedios tiene sus orígenes históricos en diferentes asentamientos y su fecha de fundación se reconoce hacia el primer cuarto del siglo XVI, aunque diversos historiadores discrepan de su datación.
El siglo XVI se caracterizó por tener una población relativamente estable, dedicada al cultivo de la tierra y la ganadería, pese a que dependía en lo seglar y lo espiritual a la villa de Sancti Spíritus. Diversas visitas pastorales se consideran las crónicas de este tiempo y arrojan con mayor exactitud los padrones estadísticos de la época.
A finales del siglo XVII San Juan de los Remedios contaba con su primada Iglesia Católica, ubicada en un costado de la explanada de lo que luego sería la Plaza de Armas. En el atrio y en el lateral sur de la Parroquia, había un pequeño cementerio que dejó de existir a principios del siglo XIX.
Existían, además, las ermitas del “Santo Cristo de San Juan de los Remedios” y la de “Nuestra Señora del Buenviaje”, construida a partir de la devoción popular, en esta se ofrecían los oficios religiosos por las dificultades constructivas que sufría la Parroquial Mayor. La población era entonces de unos 500 habitantes con 80 casas.
El crecimiento primero de la villa estuvo determinado por la existencia de la Iglesia, una explanada, que cumplió siempre con el orden social, y un Cabildo.
Todo ello propulsó el crecimiento urbanístico de la villa. Se iniciaron así los primeros trazados de una Calle Real, (hoy Independencia), que nacía en el atrio de la Iglesia y moría apenas tres cuadras después, en la Ermita del Santo Cristo. El resto lo constituían caminos reales que, partiendo de la Plaza, en forma radial, eran las vías de comunicación por excelencia de la villa: el Camino del Príncipe, (hoy Camilo Cienfuegos), que pasaba por detrás de la Iglesia en dirección al actual Camagüey y hacia el norte, la Calle de la Mar, (hoy Jesús Crespo), que iba rumbo al pequeño puerto de mar del Texico.
En estos primeros siglos la economía remediana es esencialmente ganadera, dedicada a un comercio de rescate y contrabando, unido a un intenso proceso de mercedaciones de tierras, que tras litigios constantes entre Sancti Spíritus y San Juan de los Remedios, provocaron que hacia 1678 se fijaran los límites entre ambas jurisdicciones.
Numerosas incursiones y saqueos de corsarios y piratas a lo largo de los siglos XVI, XVII, XVIII y principios del XIX, unidos al oscurantismo de la época fueron el aparente pretexto para lo que sería el traslado de la villa, el 15 de julio de 1689, hacia lo que después sería Santa Clara. Estos hechos inspiraron a Don Fernando Ortiz a escribir su libro “Una pelea cubana contra los demonios”, llevada al cine después por Tomás Gutiérrez Alea. En cambio, fue el fortalecimiento de las oligarquías existentes el verd